Mujeres duranguenses de pueblos originarios exponen en CDMX 'Grabadoras de historias'
“Grabadoras de historias” es la nueva exposición del Museo Nacional de la Estampa (Munae), la cual reúne el trabajo de 140 mujeres pertenecientes a pueblos originarios de distintas regiones del país, entre ellos de Durango, quienes a través de la estampa, el grabado y los procesos colectivos construyen relatos de identidad, resistencia y memoria comunitaria.
La muestra se presenta como un espacio de diálogo entre prácticas artísticas individuales y proyectos desarrollados de manera colectiva, donde la gráfica se convierte en un lenguaje común y en una herramienta para registrar experiencias históricas y sociales.
En esta exhibición participan creadoras independientes, así como integrantes del Laboratorio Gráfico SieteVidas, las colectivas Mazatecas y Taller Leñateros, además de artistas que han colaborado en procesos creativos comunitarios.
Todas ellas comparten su pertenencia a pueblos originarios y un vínculo profundo con territorios donde la imagen impresa ha sido una forma de narrar, preservar y defender saberes ancestrales.
Diversidad territorial y voz colectiva
Además de Durango, las obras que conforman la muestra provienen de comunidades ubicadas en Ciudad de México, Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Sonora, Veracruz y Yucatán. Esta amplitud territorial se refleja en una diversidad de técnicas, símbolos y discursos visuales que dialogan entre sí y evidencian realidades distintas, unidas por preocupaciones comunes como el territorio, la lengua, la memoria y la vida comunitaria.
La presencia de creadoras de Durango fortalece la dimensión nacional del proyecto y subraya la relevancia de los procesos gráficos que se desarrollan fuera de los circuitos tradicionales del arte, en contextos donde la creación está profundamente ligada a la colectividad y a la transmisión intergeneracional del conocimiento.
Durango, con grabadoras de historias
La participación de las mujeres de Durango dentro de “Grabadoras de historias” se articula a partir de proyectos impulsados por el Laboratorio Gráfico SieteVidas, cuyo eje ha sido la creación colectiva como forma de documentación social. Una de las líneas centrales que se presentan en la muestra surge de un taller concebido para registrar el desplazamiento temporal de población o’dam hacia centros de trabajo ubicados principalmente en los estados de Sinaloa, Nayarit y Zacatecas.
Este fenómeno migratorio responde, en gran medida, a la necesidad de alquilarse por temporadas en plantaciones de tomate, chile, manzana, tabaco y plátano. Hombres y mujeres abandonan sus hogares durante varias semanas o meses, mientras que niñas, niños y adolescentes que también se integran a estas jornadas laborales quedan expuestos a condiciones de vida vulnerables, campamentos improvisados y largos trayectos por carreteras inseguras.
En este taller participaron ocho mujeres originarias de la comunidad o’dam de Chianarkam, en el municipio de Mezquital, Durango, quienes produjeron sus piezas como parte del proyecto del Laboratorio Gráfico SieteVidas de 2019 titulado “La sierra migrante”. Las participantes fueron Alma Irene Hernández Domínguez, Mónica Santillán Aguilar, Elodia Santillán Arellano, Irma Cabada Nolasco, Inocencia Santillán Flores, Citlaly Alberto Arellano, Laura Elena Santillán Ramírez y Carolina Flores Soto. Sus obras traducen en imágenes las experiencias de la migración forzada, el trabajo agrícola y la fragilidad de la vida comunitaria frente a estas dinámicas.
A estas piezas se suman trabajos realizados por jóvenes originarias de San Pedro de Xícoras, una comunidad meshikan del municipio de Mezquital, cuya participación amplía la mirada generacional dentro de la muestra y refuerza el carácter colectivo del proyecto gráfico.
Libro-arte y ritualidad ancestral
La presencia duranguense en la exposición también incluye el libro-arte “Xuravet”, creado en 2015 como resultado de otro taller del Laboratorio Gráfico SieteVidas. Este proyecto se centra en una ceremonia meshikan que se realiza con el propósito de pedir bendiciones para la vida, una buena cosecha y la ausencia de enfermedades y conflictos dentro de la comunidad.
Además de las imágenes, el libro integra textos en o’dam, mexicanero y español, escritos por las propias autoras de cada ilustración, lo que refuerza el valor del lenguaje como parte esencial de la memoria cultural. En este proyecto participaron Evangelina Galindo, Brasileira López, Verónica de la Cruz, Prisciliana Reyes e Imelda Victoriano, cuyas aportaciones combinan gráfica, palabra y ritualidad en un solo objeto artístico.
Gráfica como resistencia y memoria
De esta manera, “Grabadoras de historias” coloca en el centro a las mujeres como portadoras de conocimiento y agentes activas en la construcción de narrativas visuales propias. A través del grabado, la estampa y el libro-arte, las creadoras transforman experiencias personales y colectivas en imágenes que resisten al olvido, reivindican la identidad y fortalecen el sentido de pertenencia.
La exposición no solo visibiliza la fuerza estética de la gráfica indígena contemporánea, sino que también destaca los procesos colaborativos como formas de organización cultural y social. En conjunto, las obras conforman un archivo vivo donde el arte se manifiesta como testimonio, memoria y acción colectiva.
