Letras se unen en una oración de silencio,
Cada línea es reflejo que siento.
Este paraje de inciertos pensamientos,
Mira a todos lados, esperando respuesta,
A cada sentir de mi ser distante.
Conecto el corazón, al alma, de cada uno
De los ancestros, quienes me dicen
Secretos. Olvido mío hacen que confunda,
La noche con el día y no los recuerdo.
Manecillas del reloj caminan diciendo que,
El tiempo no para, hasta que es el tiempo.
Digo entonces ¿Cuándo hay que irse?
Las horas del día son las mismas que la noche.
Sin embargo, no duermo en esa espera.
Después de tantos años, anhelo el descanso.
Qué si vieja estoy, no recuerdo, viviendo tanto,
No sé, todo se olvida. Es mi reloj que no para,
A pesar de estar viejo, sigue y sigue andando.
Amanece dentro de este caos de tierra.
Siete días de Dios en ella quedan. No a
La voluntad del hombre llueve.
En el cielo un relámpago rompe el silencio.
Las montañas grises ahora reverdecen,
Con aguas bendecidas.
Corrientes de agua desciende por la
"madre tierra"
Que hace efecto en nuevos manantiales,
Reverdeciendo sus campos de cultivo.
Gracia distante parece, que el hombre viera
Por la poca fe en Él ¿Quién amén dice?
Aquellos que no dudan, de la fuerza del
Viento que sopla las aguas del cielo.
Por eso, entono un canto con letras unidas,
Dando gracias al Señor por tanto amor,
A esta humanidad de múltiples colores.
¿Templo eres? Hoy desierto pareces,
Cientos de años cubierto de oro y plata, caíste
A la nada.
Templo de reyes en tierra santa, ahora sin
Coronas de esmeraldas, piedras preciosas
Incrustadas en la fe de santos, envueltos
En sábanas blancas.
¿Dónde es tu gloria?
Si acaso dos
De tres se sientan en tus bancas. No hay Dios
Ni demonio dentro de tu templo, porque la
Ausencia de fe quebrantó el corazón del
Hombre, indiferente a su realidad divergente.
Caminos toman, de dioses que vacían el alma.
Sin pena a la muerte,
Ni gloria a la vida, se
Van quedando los
Muchos de este mundo.
Templo milenario
Desde Salomón,
Ahora te repites a la misma ruina.