Paul McCartney cumple 83 años; estas son sus mejores interpretaciones
Este 18 de junio, Paul McCartney, bajista, compositor y una de las voces principales de The Beatles, celebra su cumpleaños número 83. Junto a John Lennon, George Harrison y Ringo Starr, el celebre músico marcó un antes y un después en la historia de la música popular, con discos como Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band y Abbey Road, que siguen siendo referentes culturales y musicales.
Desde 1960 hasta 1970, McCartney fue parte esencial del fenómeno Beatle, y tras la separación del grupo, emprendió una carrera solista que lo consolidó como uno de los artistas más prolíficos y versátiles de todos los tiempos y, con más de seis décadas de trayectoria, aquí repasamos algunas de sus interpretaciones más memorables.
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Yesterday (1965)
Compuesta en un sueño y grabada con cuerdas en solitario, esta balada marcó un punto de inflexión en la obra de The Beatles. La letra, cargada de melancolía, evoca una pérdida indefinida que resuena universalmente, la cual, aunada a su sencillez melódica contrasta con la profundidad emocional que transmite. A más de medio siglo, sigue siendo un emblema de vulnerabilidad pop.
Hey Jude (1968)
Escrita por McCartney para consolar a Julian Lennon tras el divorcio de sus padres, esta balada se convirtió en un himno de consuelo y esperanza. Comienza con una interpretación íntima al piano y evoluciona hacia una coda expansiva que invita a la comunión colectiva, la cual, con su estructura inusual y su duración rompieron moldes en la radio comercial. A más de medio siglo, sigue siendo una de las canciones más coreadas del cuarteto de Liverpool.
Maybe I’m Amazed (1970)
Escrita para Linda tras la separación de The Beatles, esta canción captura el desconcierto y la gratitud del amor incondicional, a través de una interpretación vocal cruda, casi desgarrada, sostenida por una instrumentación vibrante. McCartney se muestra vulnerable, pero también esperanzado, en medio del caos, con lo cual presenta una de sus piezas más viscerales y emocionalmente directas.
Band on the Run (1973)
Dividida en tres secciones, esta canción narra una fuga simbólica con una estructura que evoluciona sin perder cohesión. La producción es rica en matices, con guitarras, armonías y un ritmo que se transforma, con McCartney canalizando su deseo de libertad artística tras años de presión mediática. Es una de sus composiciones más ambiciosas y celebradas con Wings.
Coming Up (1980)
Grabada en solitario para el álbum McCartney II, esta canción marcó un giro hacia el sonido sintético y experimental de la nueva década, en donde a través de una base rítmica funky y voces aceleradas mediante vari-speed, McCartney explora territorios cercanos al new wave sin perder su sello melódico. Como dato curioso, John Lennon escuchó esta canción en la radio y, gracias a ella, se vio inspirado a volver al estudio tras un hiatus de 5 años y estrenó Double Fantasy.
Here Today (1982)
Balada acústica compuesta tras la muerte de John Lennon, es una confesión dolorosa y directa que McCartney nunca llegó a expresar en vida. La letra habla con el tono de una conversación interrumpida, cargada de ternura y arrepentimiento, con una interpretación minimalista que se apoya en lo esencial: la voz, la guitarra y el silencio. El resultado es una de las piezas más honestas y conmovedoras de su carrera.
Dance Tonight (2007)
Concebida tras recibir un mandolín como regalo, esta canción nace del juego y la espontaneidad. Tiene una cadencia casi infantil, con una melodía sencilla que se graba fácilmente y transmite una alegría inmediata, con McCartney demostrando que la ligereza también puede ser profunda cuando se interpreta con autenticidad. Sin grandes pretensiones, deja una impresión duradera por su calidez.
Queenie Eye (2013)
Inspirada en un juego de su infancia en Liverpool, McCartney construye aquí una mezcla de nostalgia y afirmación personal. El piano marca el ritmo con firmeza, mientras la letra interpela al oyente desde la ironía y la experiencia. Hay un mensaje soterrado sobre la fama, la percepción pública y la identidad artística. Todo se une en una pieza energética que resume su vitalidad creativa en plena madurez.
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