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OPINIÓN

Rescatando a Doña Marina-Malintzin

Verdad amarga

Rescatando a Doña Marina-Malintzin

ENRIQUE SADA SANDOVAL 5 dic 2025 - 08:39

Uno de los más grandes problemas que sostiene México como país hasta la fecha-desde su Independencia de la Madre Patria-es el trauma que tiene con su Historia, como señalara el gran Edmundo O'Gorman en su obra homónima.

Frente a la inmensa mitomanía impuesta a partir del siglo XIX tras el triunfo rapaz de la autodenominada facción liberal "pura" que buscó en el uso y abuso de la Historia no la verdad ni la ciencia sino el adoctrinamiento de generaciones de mexicanos dóciles a un nuevo estado de cosas a partir del año de 1867, a través de la publicación de obras como la presuntuosa México a través de los siglos, fue que inició la difusión de un espíritu sustituto de nuestra identidad a partir no de lo que en realidad somos sino de cuanto no somos.

Muestra de lo anterior sería la reproducción de la vieja anquilosada Leyenda Negra antiespañola a través de este tanto como de otras obras panfletarias, con su carga de propaganda anticristiana al igual que la promoción de lo anglosajón y protestante como nuevo paradigma de "superioridad" racial e institucional al que había que aspirar para "mejorar la raza"; retomando la frase que no solo en la palabra sino también en los hechos llevaron a cabo los beneficiarios de la llamada "Reforma" y el latifundismo consecuente de la misma.

Por su parte, los regímenes de la "Revolución triunfante" que se autoproclamaban herederos directos de lo anterior no solo se contentaron con replicar lo mismo, sino que le agregaron una doctrina extraña a nuestra identidad histórica y sociológica como lo fue en su momento la impostura de otro constructo ideológico que será el falso indigenismo, entre finales de los años veinte y principios de los treinta del siglo pasado.

Esta doctrina novedosa e importada directamente desde el Smithsonian-como señalara José Vasconcelos-pretendió barrer con toda esencia vinculante de lo mexicano con lo hispano y lo católico para imponer una visión reduccionista y centralista en la que "todos somos indios y aztecas" durante el Maximato y el régimen cardenista (como prolongación natural del mismo) a través de la enseñanza pública por varias generaciones.

Durante este tiempo fue que se acuñó también el prejuicio contra las figuras de Don Hernán Cortés y Doña Marina-Malintzin (Malinche) a quienes se llegó a despojar del título de padres de nuestra identidad mexicana (mestiza) hasta el extremo de convertirlos en villanos irredentos excluidos del calendario cívico, haciendo del mote "malinchista" un sinónimo burdo de traición o predilección de todo lo extranjero por encima de lo nacional, convirtiéndolo en un lugar común hasta la fecha.

Contrario al sambenito maniqueo de la Historia oficial y a la misoginia de Octavio Paz como corifeo de esta versión impuesta por sistema político mexicano ahora existe un genuino interés por rescatar a esta gran figura histórica a la que, de manera reciente y no menos sorprendente, el nuevo-viejo régimen ahora pretende reivindicar también, reconociéndola como "símbolo de resistencia" (suponemos que de todas las tribus indígenas que se sublevaron contra los abusos y canibalismo de la tiranía meshica con 120,000 soldados indígenas y tan solo 400 españoles) y hasta "mujer que hizo de la palabra un puente".

Aunque todavía se le debe gratitud lo mismo que una estatua digna, hay que señalar que ya ha sido reivindicada previamente a través de obras como Doña Marina de Marisol Martín del Campo, Malintzin y el señor Malinche de Helena Alberú de Villava, Doña Marina, Malinche y la formación de la identidad mexicana de Cristina González, Malintzin: una mujer indígena en la Conquista de México de la historiadora Camilla Townsend, La Malinche: raíz de México del tamaulipeco Juan Miralles, La Malinche: de la Historia al mito, de Fernanda Núñez Becerra, Malinche de Úrsula Camba Ludlow y hasta Al Día siguiente de la Conquista del divulgador Juan Miguel Zunzunegui.

Y esta noticia llega al menos como un acto de justicia-en un país en que la misma se encuentra tan escasa-así como un atinado rescate necesario de lo mucho que aún queda por salvar de nuestra auténtica memoria histórica.

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