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Sheinbaum y la deuda con las mujeres

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Sheinbaum y la deuda con las mujeres

VÍCTOR MONTENEGRO 7 nov 2025 - 07:24

En México, la violencia contra las mujeres no se detiene. Cambian los gobiernos y las formas; cambian los discursos y se multiplican las campañas. Sin embargo, la realidad permanece igual que siempre: las mujeres en este país siguen siendo vulnerables ente las agresiones.

La reciente agresión que sufrió la presidenta Claudia Sheinbaum en pleno Centro Histórico de la Ciudad de México -un hombre que la acosó físicamente en la vía pública, montaje o realidad- es el símbolo perfecto de una nación donde la violencia de género no respeta jerarquías, investiduras ni consignas políticas.

Más allá del suceso mismo, el hecho adquiere un tono inquietante. En un país donde las narrativas políticas suelen manipularse según las conveniencias del momento político, la interpretación del episodio oscila entre la lectura de una grave falla en los protocolos de seguridad que rodean a la jefa de Estado, o de un distractor oportunamente utilizado.

Y es que no pasa inadvertida la intención de desviar la atención del reciente asesinato del Alcalde de Uruapan, Michoacán, un crimen que golpea directamente a la estrategia de seguridad del Gobierno Federal. Sea como sea, el mensaje puede ser el mismo: la violencia y la impunidad siguen marcando el pulso del país.

Lo más preocupante es que el acoso sufrido por la titular del Ejecutivo no es un hecho aislado. Es apenas una expresión visible de un fenómeno que afecta a millones de mujeres vulneradas por la violencia de género que han sido invisibilizadas, aquellas que no tienen escoltas, reflectores ni cámaras que documenten su miedo.

Si la mujer más poderosa de México puede ser acosada sin consecuencias inmediatas, qué pueden esperar las que viajan solas en transporte público, las que denuncian a sus agresores o las que buscan refugio y protección en las instituciones que no están funcionando adecuadamente.

Durango es el ejemplo perfecto del abandono institucional. A siete años de la declaratoria de Alerta de Género, apenas se ha cumplido una de las 33 medidas ordenadas por la Federación. Los refugios son escasos, algunos inoperantes, y los municipios apenas si conocen el contenido de las evaluaciones federales.

Lerdo cerró su refugio porque "no cumplía las condiciones", Gómez Palacio sobrevive con apoyo de asociaciones civiles, y el gobierno estatal promete resultados que nunca llegan. Si esa es la realidad en una entidad bajo observación federal, ¿qué puede esperarse en regiones donde la violencia se normaliza entre la burocracia y la indiferencia?

La política de género en México vive entre la simulación y el autoelogio. Los gobiernos se pintan de violeta y reparten discursos, pero en los hechos siguen dejando solas a las víctimas. El acoso a la Presidenta no debería ser un tema de control narrativo, sino una advertencia hacia las autoridades por no garantizar seguridad ni a quien encabeza el país.

EN LA BALANZA.- Las declaraciones del gobernador Esteban Villegas en torno a las extorsiones en La Laguna de Durango revelan su ligereza ante un problema estructural de seguridad que afecta gravemente a empresarios, productores y transportistas de la región. Pedir simplemente que "le avisen a él", cuando estos sectores ya lo han hecho en repetidas ocasiones -a través de desplegados públicos y misivas enviadas mediante el secretario general de Gobierno, Héctor Vela, y el secretario de Seguridad Pública, Óscar Galván-, e incluso le han solicitado ser atendidos personalmente sin obtener respuesta, parece más una burla que una verdadera intención de garantizarles seguridad.

X: @Vic_Montenegro

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