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SALUD Y BIENESTAR

¿Te cuesta concentrarte? Estos hábitos podrían estar dañando tu salud cerebral

Existen prácticas que impactan de forma silenciosa en la memoria, concentración y equilibrio emocional.

¿Te cuesta concentrarte? Estos hábitos podrían estar dañando tu salud cerebral

DANIELA L. ALMAGUER 17 dic 2025 - 16:45

En medio del ritmo acelerado de la vida cotidiana, el cerebro suele ser uno de los órganos más afectados por hábitos que pasan desapercibidos. El uso excesivo de pantallas, el estrés constante, la falta de descanso y una alimentación deficiente pueden impactar de forma silenciosa en la memoria, la concentración y el equilibrio emocional. Identificar estas conductas y aprender a modificarlas es clave para preservar la salud cerebral y fortalecer el bienestar mental a largo plazo.

La salud cerebral influye de manera directa en la memoria, la concentración, la estabilidad emocional y la capacidad para tomar decisiones. Aunque el paso del tiempo forma parte natural del envejecimiento, existen hábitos cotidianos que pueden acelerar el deterioro cognitivo si se sostienen durante años. La buena noticia es que la mayoría de estas prácticas pueden modificarse con cambios conscientes y progresivos en el estilo de vida.

Excesivo tiempo frente a pantallas

El uso prolongado de teléfonos móviles, computadoras y otros dispositivos digitales mantiene al cerebro en un estado constante de estimulación. Esta sobrecarga puede provocar fatiga mental, dificultad para concentrarse y menor capacidad de atención sostenida.

Para contrarrestar este hábito, se recomienda establecer límites claros al tiempo de uso de pantallas, programar pausas regulares lejos de dispositivos electrónicos y reservar momentos del día para actividades sin tecnología, como la lectura en papel o el contacto social directo.

Estrés crónico y sobrecarga laboral

La exposición continua a altos niveles de estrés incrementa la producción de cortisol, una hormona que, en exceso, puede afectar áreas del cerebro relacionadas con la memoria y el control emocional. Jornadas extensas sin pausas y la presión constante deterioran el bienestar mental.

Cambiar este hábito implica organizar mejor el tiempo, incorporar descansos breves durante el día, practicar ejercicios de respiración o relajación y aprender a establecer límites saludables entre el trabajo y la vida personal.

Alimentación poco saludable

Una dieta rica en productos ultraprocesados, azúcares refinados y grasas de baja calidad puede favorecer procesos inflamatorios que impactan negativamente la función cerebral.

Para mejorar este aspecto, se aconseja aumentar el consumo de alimentos frescos y nutritivos, como frutas, verduras, pescado y frutos secos, mantener una hidratación adecuada y reducir el consumo de alcohol y bebidas azucaradas de forma gradual y sostenida.

Falta de sueño o descanso irregular

Dormir menos de lo necesario afecta la capacidad del cerebro para consolidar recuerdos y eliminar toxinas acumuladas durante el día. La privación de sueño también influye en el estado de ánimo y la atención. Modificar este hábito requiere establecer horarios regulares para dormir y despertar, crear rutinas nocturnas que favorezcan la relajación y procurar entre siete y ocho horas de sueño continuo cada noche.

Sedentarismo

Permanecer sentado durante largos periodos reduce la circulación sanguínea hacia el cerebro y limita la producción de sustancias que favorecen la salud neuronal.

Para revertir este hábito, es importante incorporar actividad física de forma regular, ya sea mediante caminatas diarias, ejercicio aeróbico o entrenamiento de fuerza. También se recomienda levantarse y moverse al menos una vez por hora y optar por actividades que combinen movimiento y estimulación mental.

Multitarea constante y atención fragmentada

Realizar varias tareas al mismo tiempo o consumir información de manera superficial y continua puede disminuir la capacidad de concentración profunda y afectar la memoria.

Cambiar este hábito implica entrenar al cerebro para enfocarse en una sola actividad durante periodos definidos, reducir las interrupciones y alternar tiempos de concentración con descansos breves que permitan recuperar la energía mental.

Pequeños cambios, grandes beneficios

Modificar hábitos que afectan la salud cerebral no requiere transformaciones drásticas, sino constancia y conciencia. Ajustes graduales como mejorar el descanso, reducir el estrés, alimentarse mejor y mantenerse activo pueden generar beneficios acumulativos a largo plazo. Cada decisión cotidiana influye en el funcionamiento del cerebro, y adoptar prácticas más saludables contribuye a mantener una mente clara, flexible y resistente con el paso del tiempo.

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