Un mundo raro
Un tribunal electoral que no ve lo que vimos miles de personas, como fueron los famosos acordeones el día de la elección. Una bebé, cuyos padres presumen su guardarropa con más de 100 pares de zapatitos. Un funcionario público señalado por ser el responsable de la muerte de 808 mil mexicanos por su deficiente gestión en la crisis del Covid-19 y que es premiado con un cargo inventado: representante de México ante la OMS. La principal artífice de exigir disculpas al Vaticano y a la Corona de España por la Conquista quiere convertirse en ciudadana española y, por consiguiente, en súbdita del rey Felipe VI. Me doy. Yo ya no entiendo nada.
A eso hay que agregar lo contradictorio que resulta el ver cómo, los más "puros" de la 4T, son personajes de la izquierda mexicana que en muchos casos fueron perseguidos políticos del gobierno, ahora que están del otro lado promueven y aprueban leyes para que los ciudadanos seamos vigilados, perseguidos y silenciados.
Los legisladores morenistas y sus aliados han dotado al Estado de un garrote muy fuerte y largo para invadir el ámbito personal de millones de personas. Han legalizado la censura y normalizado el espionaje.
La autoridad, si así lo quiere, podrá suspender transmisiones (o bajar el switch) en medios electrónicos si dicen algo que incomode o moleste. También podrá utilizar la geolocalización de celulares en tiempo real sin orden judicial alguna.
No cabe duda: vivimos en un mundo raro. El TRIFE dice que lo de los acordeones es una leyenda urbana o un mito genial. Porque no hay pruebas de su existencia. Samuel y Mariana, pareja gobernante en Nuevo León, presume los más de 100 pares de zapatitos de su bebé (la pequeña Imelda Marcos o Elba Esther) que contrasta con la carestía y las necesidades de sus gobernados. López-Gatell presume orondo su nombramiento como representante ante la Organización Mundial de Salud, cuando México fue el primer lugar de defunciones de personal de salud durante la pandemia. La exprimera dama, Beatriz Gutiérrez, fue la que le susurró a su esposo que se lanzara en contra de los españoles y en contra del Papa Francisco para exigirles disculpas por la Conquista. Pues ese mismo personaje solicitó el pasado 12 de mayo, en el Consulado de España en México, su nacionalidad española, porque su abuelo paterno es español, lo que implicaría un juramento de lealtad para con el Rey de España.
Ah, y además, el partido gobierno que enarbola la bandera de la austeridad republicana vio cómo uno de sus diputados, Pedro Haces, se despachó con la cuchara grande para festejar su cumpleaños. Lo hizo en el exclusivo club privado Caroline´s 400, del Hotel St. Regis en la CDMX, que sirve platillos que van de los 320 a los 9,900 pesos.
Así las cosas. Estamos, como la rola de José Alfredo Jiménez, en Un mundo raro.
Y lo que falta.
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