Incluirla en tu dieta diaria mejora tu bienestar desde dentro.
La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, es un nutriente esencial para el cuerpo humano que cumple funciones clave en el sistema inmunológico, la regeneración celular y la protección antioxidante. Aunque es comúnmente asociada con la prevención de resfriados, sus beneficios van mucho más allá.
¿Por qué es importante? Precisamente por eso. Entre sus múltiples funciones, la vitamina C destaca por fortalecer el sistema inmune, ya que ayuda al cuerpo a defenderse de infecciones y acelera la recuperación ante enfermedades comunes como la gripe o el resfriado.
Por otro lado, también favorece a la producción de colágeno, lo que la vuelve fundamental para la salud de la piel, encías, cartílagos, tendones y vasos sanguíneos. También contribuye a una cicatrización más rápida.
La vitamina C también es considerada un antioxidante natural ya que neutraliza los radicales libres que pueden dañar las células y acelerar el envejecimiento.
Esto la convierte en un apoyo para la prevención del envejecimiento prematuro y enfermedades crónicas.
Entre otros de sus beneficios esta la absorción del hierro (que permite que ocurra de mejor forma), y que contribuya al buen funcionamiento del cerebro al participar en la síntesis de neurotransmisores y puede influir positivamente en el estado de ánimo y la concentración.
La vitamina C no se produce en el cuerpo, por lo que debe obtenerse a través de la alimentación diaria.
Afortunadamente, está presente en una amplia variedad de frutas y verduras frescas.
Algunas de las frutas ricas en vitamina C son la naranja, toronja, guayaba (una de las más ricas en esta vitamina), el kiwi, fresas, mandarina, papaya y piña.
En las verduras se puede encontrar en el pimiento rojo y verde, brócoli, col rizada (kale), espinaca, jitomate y coles de Bruselas.
¿CUÁNTA SE NECESITA?
La cantidad diaria recomendada varía según la edad y el estilo de vida, pero en general, los adultos requieren entre 65 y 90 miligramos por día.
Como dato, fumar, el estrés y algunas enfermedades pueden aumentar la necesidad de este nutriente.
Incluir alimentos ricos en vitamina C en tu dieta diaria no solo fortalece tus defensas, sino que mejora tu bienestar general. Además, al ser hidrosoluble (se disuelve en agua), su exceso se elimina fácilmente por la orina, por lo que es poco probable que cause toxicidad si proviene de fuentes naturales.