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SORBOS DE CAFÉ

Tus celos

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MARCO LUKE

Ten cuidado de mis celos, ten cuidado porque pueden irse algún día. Pueden cansarse de vivir en la hermosura de tu cara, en la seducción de tus labios.

Cuídalos, porque algún día podrían perder la batalla ante esas miradas discretas, o al menos eso quieren hacerme creer, intentan convencerte a mis espaldas, solo que no saben que también alguna vez jugué al cazador.

Guarda con recelo, el privilegio de que un corazón sienta celos de tu pensamiento, sobre todo cuando decides y exiges un espacio para ti misma. Eres afortunada de producir ese sentimiento tan angustiante que vive dentro de las escenas de una mente cansada de fracasos, ahí, en el acto de tu soledad.

Disfruta de la agonizante espera de mis manos, cuando se alarga la conversación entre tú y cualquier idiota sin quehacer. En esas pláticas que no llevan a nada, pero que a mi locura la lleva a todo, la lleva de la mano a construir episodios donde tu vulnerabilidad te aconseja dormir en otra cama.

Piensa bien cuando dices que de verdad te han cansado mis celos, sin percatarte de los años que llevan amándote, con el único reclamo de un par de explicaciones para apagar el fuego de la inseguridad.

Decide si prefieres vivir en la indiferencia fría y calculadora, porque no es capaz de preguntarte cómo ha estado tu día, y no le importa tampoco saber, quién era aquel con el que te reías a carcajadas. Tal vez prefieras simplemente quedarte con los celos que se sucumben ante cualquier versión que tengas de los hechos, al fin y al cabo, siempre tienes el cuento perfecto para espantar su insomnio.

¿Qué te hacen estos inofensivos celos débiles y tan cercanos a desaparecer y cortarlos de raíz?

Son tan fuertes, como el hilo que teje las cuatro letras del adiós, pero te hicieron caer en cuenta la falta que te hace la valentía, resurgió la cobardía de tu voz por no atreverse a salir de tu boca y mandarme al diablo. Sabemos con certeza, pero fingimos demencia, que tus amenazas de irte para siempre solo apaciguan mis celos, pero no la intención de irme de ti.

Se fingen dóciles para proteger tu incapacidad de elegir a quién amar, porque puede confundirse tu noble alma en este mundo lleno de chacales que buscan solamente una presa para una noche.

Cuida esos celos, porque lejos de ser tu protector, no soy nadie para limitar tu belleza a caminar por callejones más oscuros de la vida, si así lo decidieras.

Cuida esos celos, porque al final del día, eres tú quien los provocas, por lo tanto, te pertenecen.

Escrito en: Sorbos de café celos,, celos, cuidado, esas

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