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LETRAS DURANGUEÑAS

Resurrección de auroras

José León Saldívar

(fragmento)

A veces un niño llora en nuestras venas,

o los ojos fluyen un río azul de pájaros:

Hay instantes que tienen la turbulencia de un siglo,

noches que van cayendo de una en una las estrellas.

¿Y qué voz más idéntica a sí misma

que la escuchada en el sueño frente al sueño?

o qué imagen más pura

que la presa en el agua

de un espejo de cielo?

Hay horas apagadas, cetrinas,

cuando los labios acuden a la cita del beso,

y en una esquina silenciosa huyen los recuerdos.

Hay días que el corazón lleva al héroe

al hombro luminoso del día,

y la efigie de una amante

como un lirio en la vértebra de un río.

A veces llora un niño en nuestra sangre,

toca su grito el muro ciego de la vida.

El grito sordo rueda como lluvia huérfana

a la mitad de un río tumultuoso;

va creciendo, llegando hasta el cerebro

o es el hijo que circula en nosotros

desde el tiempo, por espejos y nubes,

por semillas y ríos; ajeno al exterminio,

al adiós, como polen de una rosa divina

A veces llora un niño en nuestra sangre.

Y bajo la frente –curvada como un mundo,

la mirada es tierna, los ojos fingen agua,

lumbre, petróleo o arenas.

Donde nace la fuente de las lágrimas,

a veces llora un niño de ojos ciegos.

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS niño, llora, veces, ojos

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