Historia de El Coliseo, hoy Teatro Victoria

El Palacio de Zambrano fue construido de piedra sólida, junto con su lujoso teatro en el siglo XVII en la ciudad de Durango, por órdenes de Joseph de Zambrano su propietario y que además, era el alcalde de Durango en ese tiempo.

El teatro fue inaugurado un 4 de febrero de 1800 con el afán de fomentar el desarrollo cultural de la región. En su interior se podía apreciar 26 palcos y arcos a los costados con acceso desde el palacio y claro por la calle, fue nombrado Coliseo gracias a su homónimo de la ciudad de México.

Zambrano vivió en ese lugar en Durango algunos años hasta 1816 cuando murió. Fue es entonces como inició una serie de litigios que terminaron hasta 1837 cuando Nepumuceno Flores se adjudicó extensas posesiones y el Coliseo de Zambrano, este último, algunos años después, se le cedió a Felipe Flores quien a su vez, en 1853 lo vendió al Ayuntamiento.

Por lo que apartir de ese momento, el teatro fue del municipio, señalando a varios regidores como responsables del lugar, además de un particular para el buen funcionamiento del mismo.

Para 1854 el empresario Manuel Calles dio una gran temporada larga de 60 funciones de comedias, así como la compañía Dramática de Manuel Armario con un total de 50 funciones que permaneció de mayo a noviembre del año de 1862. En marzo de 1863 se dieron 4 conciertos de Galloti, un concertista de ópera. Durante estos años se usó también el teatro como salón de baile. En 1866 se dieron funciones solo con artistas locales para la recaudación de fondos para el establecimiento de un hogar para pobres.

TEMPORADA DE ÓPERA

Para ese mismo año de 1866, llegó a Durango la compañía Lírica Mexicana de Miguel Meneses, que ofreció a los duranguenses una temporada de ópera italiana desde el 15 de julio hasta principios de 1867, con una interrupción por mantenimiento del teatro del 3 al 18 de agosto.

Ya con la República restaurada en 1866 el pueblo de Durango, recibió la visita del Lic. Benito Juárez, quien regresaba de la frontera camino a la capital, donde se ofreció un baile de gala en el Palacio de Zambrano y se le dedicó al día siguiente, el 27 de diciembre de 1866, el estreno del Himno a Juárez, cuya letra es del duranguense Antonio Verdugo y la música de Meneses, director de la compañía Lírica.

Para 1881 el teatro tuvo la presencia de la Ángela Peralta y en 1894 un espectáculo de muñecos animados presentados por Tetrazzini, así como la primera función de cinematógrafo de Durango en 1898. También en ese año se presentó la actriz Virgina Fábregas, quien regresó a Durango en agosto de 1910, para dar realce a la reapertura del renovado Coliseo, que desde ese momento, se le llamó Teatro Victoria, en honor al Primer Presidente de México nacido en Tamazula, Durango.

 ACTIVIDAD TEATRAL

La remodelación del teatro se dio en septiembre de 1909 por el Sr. Jesús Ávila, quien compró el Coliseo en una subasta pública al Banco de Durango, en 22,500 pesos. En su interior se construyeron camerinos y se remodeló el escenario así como la instalación de columnas y adornos de hierro en la balconearía.

Para el año de 1910 el teatro se sirvió de mucha actividad teatral por artistas locales representando obras de los hermanos Quinteros, así como música y canto, además de presentaciones cinematográficas.

Debido a la gran apertura de diversos teatros públicos e inauguraciones de cines como el Teatro Hidalgo en 1901, el Salón Paris en 1907, el Salón Bijou en 1908 (teatro Juárez y después Golondrina), el salón Rojo en 1910 y el cine Olimpia 1928, que fue después el Teatro Imperio y todas las carpas con fines cinematográficos en la Plazuela Baca Ortiz y en diferentes partes de la ciudad, llevó al Teatro Victoria a considerarse en segundo plano, ya que se convirtió de uso popular y de desorden. Así pues, durante muchos años, sobrevivió hasta 1980 cuando el Gobernador Mayagoitia lo rescató y lo regresó a su propósito original.