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Give Molotov their power

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VÍCTOR MONTENEGRO

La década de los noventa marcó el rumbo de una democracia verdadera para México. Entonces en nuestro país surgieron organismos con intención de autonomía operacional y financiera. Tal fue el caso del Instituto Federal Electoral y de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que asumieron tareas que el Estado ya no podía sostener por ver debilitada su credibilidad.

En 1997, México se encontraba estancado en una profunda crisis económica, política y social que había iniciado apenas un trienio atrás. Los ingredientes de ese coctel explosivo detonaron en la elección de ese mismo año con la derrota del Partido Revolucionario Institucional. En esos comicios, por primera vez el tricolor no logró su famoso "carro completo" en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

Y aunque parecía para ellos que todo seguía controlado, pues mantenían mayoría en la Cámara de Senadores, electa tres años antes, era indiscutible que el PRI había perdido mucho debido al hartazgo de la población frente a la crisis heredada por Carlos Salinas de Gortari, quien de ser el presidente más popular que el país habría tenido en muchos sexenios pasó a ser un infame villano; el siniestro político más odiado por todos los mexicanos.

Ernesto Zedillo Ponce de León era nuestro presidente. Llegó al poder al haberse convertido antes en candidato del PRI luego del asesinato de Luis Donaldo Colosio. El hartazgo social se reflejaba cada vez más e involucraba a diversas expresiones culturales y artísticas, mismas que también experimentaban cambios que serían trascendentales para el país.

Para 1997 la censura y el control de los medios de comunicación desde el poder, limitaban inútilmente a muchos creadores que buscaban por propios medios transmitir su obra con un mensaje de cambio y libertad. Iniciaba el declive del autoritarismo y el movimiento del rock nacional había madurado lo suficiente tras haber conseguido con éxito la supervivencia generacional.

Ese año y en su peculiar contexto político y social emergió comercialmente Molotov, una banda dura e irreverente que no solamente perturbó al poder sino a las propias expendedoras de discos que por aquellos días, se negaron a vender el material que contenía canciones de letras explícitas llenas de crítica político-social, además de una portada escandalosa con un título que para los asustadizos hacía la obra todavía más pecaminosa.

Con las manos llenas de CD's y bajo la presión de una disquera que apostó al talento de estos chavos "insolentes", los Molotov tuvieron que salir a las calles a vender su trabajo obteniendo una gran respuesta de la juventud mexicana. De esta forma su lucha contra las injusticias del sistema se volcó también en contra del poder económico de la IP.

Hoy a 23 años de la publicación de su álbum debut, "¿Dónde jugarán las niñas?" y toda una trayectoria no solo artística sino además de activismo en defensa de la libertad de expresión, en contra del poder político y el de los medios masivos de comunicación, créalo o no todavía existe alguien que quiere censurar a Molotov.

Empero, hoy en pleno siglo XXI, no se trata de un político autoritario o un gobierno represor; no se trata de un medio de comunicación ni de una compañía disquera. Hoy, una nueva generación que defiende libertades pero que no sabe leer la historia, mucho menos interpretar los mensajes de cada lucha, señala con ese mismo dedo inquisidor que también los apunta y juzga.

EN LA BALANZA.- Estamos ante una generación frágil que se ofende por todo, incluida la verdad, por muy cruda que ésta pueda llegar a ser. Desde un enfoque confundido por la brecha generacional, la portada de la obra musical en cuestión puede sexualizar a una menor de edad, sin embargo, muchos alcanzamos a ver una severa crítica al abuso y la pornografía infantil, esa que hoy abunda y florece con las nuevas tecnologías de interacción social. Pónganse listos, raza. ¡Viva Molotov! ¡Viva la libertad de expresión! ¡Viva México, cabrones!

Twitter: @Vic_Montenegro

Escrito en: Contrapesos poder, político, muchos, obra

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