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El profesor Rutilio Martínez en la memoria

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El profesor Rutilio Martínez en la memoria

María Cristina Salas

Quién que lo conoció no recuerda con admiración al profesor Rutilio, jocoso sarcástico y lleno de sabiduría. Preparado con rigor a la usanza de los maestros de principios del siglo pasado, solía con su experiencia y don de gente, transformar un aula en un centro de discusiones filosóficas. Lo recuerdo como mi maestro en la Escuela Normal del Estado impartiendo las materias centrales de la filosofía, Lógica, Ética y Estética con toda capacidad y conocimiento; proponiendo premisas para que los alumnos adquiriéramos y practicáramos el razonamiento lógico como único camino para llegar a la verdad y reconocerla. Lo mismo en la clase de Estética nos decía: hay que saber reconocer la verdad en la belleza y la belleza de la fealdad. Volvía sus clases tan interesantes y amenas, que con sus de propuestas en serie nos hacía competir por la respuesta correcta, es decir la verdadera, como si se tratase de resolver un misterio. Nos transmitía su entusiasmo por la materia y nos involucraba de tal manera que hacía que pareciera tan solo un juego intrascendente; que sin embargo tenía por único objetivo, conseguir el verdadero aprendizaje de sus alumnos. Orgullosa me ufano de haber sido una de ellos.

EL haberlo conocido de forma más cercana, no solamente como maestro sino como vecino en la colonia Burócrata, como padre de mis compañeros y amigos de estudios en la propia Escuela Normal, me da la oportunidad de sustraer de mi memoria recuerdos más gloriosos y humanos de tan inolvidable personaje; como el de aquella tarde cuando reunidos en su casa algunos vecinos y amigos que convivíamos con sus hijos, el maestro Rutilio en forma espontánea se sentó frente al piano e interpretó sin más preámbulo Volver a empezar y otras melodías de la época con una sensibilidad inusitada. Recuerdo que me acerqué a escucharlo entre fascinada e incrédula. Simplemente no le conocía esa faceta. Aunque yo había sido alumna en la primaria del maestro de canto Rutilio Martínez Santacruz, y sabía que él era el padre del Profe Rutilio desconocía que además de magnífico maestro, Rutilio Martínez Rodríguez era un artista, un artista en todo el sentido de la palabra que no solamente dominaba las artes filosóficas en forma teórica sino que transmitía valores con su ejemplo, el amor por la música, la Historia del arte y la lengua española, materia de adquisición predilecta y transmitida con perfección estética.

El profesor Rutilio Martínez Rodríguez nació un diecisiete de Septiembre de mil novecientos diecinueve en la ciudad de Durango. Sus estudios primarios los realizó en la escuela número once Lorenzo Rojas. La secundaria y estudios profesionales para obtener el título de maestro los llevó a cabo en la ahora Benemérita y centenaria Escuela Normal de Estado de Durango. Se inició como maestro en la escuela número cuatro José Ramón Valdez. Muy pronto comenzó a enseñar en la secundaria número seis ahora la número uno Manuel Altamirano donde laboró durante cincuenta años. También formó parte del cuerpo de catedráticos de la Universidad Juárez donde impartió materias en la Preparatoria nocturna, en la escuela de música y en la de Pintura donde enseñaba Historia del arte, completando también cincuenta años de labor docente en la Máxima casa de estudios. Desde mil novecientos treinta y ocho ingresó en calidad de catedrático de la escuela Normal de Durango en donde laboró igual que en las anteriores por un período de cincuenta años.

Los conocimientos de música los adquirió de su padre y de su abuelo. Fue fiel admirador de Los Beatles a quienes interpretaba con frecuencia en sus ratos de ocio apoyado en partituras que su hija Silvia le consiguió en Los Estados Unidos, con lo que disfrutaba incansablemente matizando de alegría su vida.

Su fuerte eran las ciencias filosóficas y el estudio de la lengua española. Escribió un ensayo dedicado a Benigno Montoya titulado: Canteras de Durango que tuvo el privilegio de ser editado en finísimo papel durante el período gubernamental de Enrique Torres Sánchez y se repartió en forma gratuita entre amigos maestros funcionarios y ciudadanía en general. Se reeditó bajo el auspicio del Gobernador Licenciado José Ramírez Gomero.

El maestro Rutilio Martínez Rodríguez se casó con la Profesora Aurora Curiel de feliz memoria. Sus hijos son Maestra Silvia, Doctor Jesús francisco Rutilio y Doctor Luis Guillermo Martínez Curiel. Hay varios nietos y una anécdota que nos habla de la sensibilidad del Maestro, me la relató Silvia su hija a quien le agradezco sus atenciones e información. Dice que el Maestro Rutilio dejó de tocar el piano cuando falleció su amada esposa Doña Aurora en mil novecientos noventa y volvió a la música con el nacimiento del primer bisnieto a quien le interpretaba las canciones de Cri Crí

Falleció el día diecisiete de marzo de mil novecientos noventa y nueve no sin antes haber recibido distintos galardones y reconocimientos.

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS Rutilio, maestro, Martínez, novecientos

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