Nosotros

PADRES E HIJOS

¿Relajación o desinformación?

PADRES E HIJOS

¿Relajación o desinformación?

¿Relajación o desinformación?

IGNACIO ESPINOZA GODOY

En estos momentos de la pandemia del nuevo coronavirus (Covid-19), cuando observamos a un sector significativo de la población al que parece no importarle lo que ocurre con el registro de contagios de dicha enfermedad y, peor aun, con la incidencia de muertes por este padecimiento que parece no tener pico ni curva de descenso, muchos nos preguntamos qué sucede con ese segmento de habitantes que parecería que no tiene el más mínimo respeto por quienes les rodean, ya que no cumplen las medidas mínimas de prevención, empezando por el uso del cubrebocas y la sana distancia, que, seguramente, mucho nos pueden ayudar a reducir el número de casos positivos.

Es más: es curioso comprobar cómo un segmento considerable de jóvenes hasta se burlan de quienes utilizan cubrebocas, y quienes de este grupo lo usan lo portan más bien como un adorno y sólo les sirve para ingresar a algunos establecimientos donde este aditamento es indispensable y se exige su empleo para realizar compras o efectuar algún trámite o solicitar un servicio, por lo que no les queda más remedio que acatar esa disposición, además de aplicarse gel antibacterial y someterse a la toma de temperatura, de tal forma que sólo lo hacen por cumplir esos requisitos indispensables.

Permítame, en este contexto, amable lector(a), compartirle al respecto una anécdota reciente que me ocurrió hace unos días: resulta que su servidor entró a una panadería a comprar varias piezas y, ya casi para salir, en ese momento ingresó un par de jóvenes de alrededor de los 18 a 20 años de edad, quienes no portaban el cubrebocas, por lo que la cajera, al detectar ese detalle, les llamó la atención y les indicó que no podían estar dentro del local sin esa prenda, ante lo cual uno de los chavos reaccionó de manera molesta y le dijo a la trabajadora: "El que se va a morir se va a morir", e inmediatamente abandonó el establecimiento.

Sin embargo, a pesar de que, desde mi punto de vista, le faltó al respeto a la trabajadora, regresó con su acompañante, ya con su cubrebocas puesto, y entraron a la panadería como si nada hubiera pasado, sin siquiera ofrecerle una disculpa a la empleada, que sólo hizo su trabajo al indicarles que el uso de dicho aditamento es indispensable, por disposición de la Secretaría de Salud, con el objetivo de reducir la posibilidad de que se genere un contagio de Covid-19.

Al platicar con la trabajadora, me comentó que la expresión, hasta cierto punto, agresiva, del joven no se comparaba con los insultos que otros clientes les habían dirigido a ella y sus demás compañeras de la panadería, por lo que tratan de que ya no les afecten como sí les sucedía al principio, hace ya algunos meses. Y es que, relataba la trabajadora, si el dueño o el encargado del establecimiento se da cuenta de que se les permite el paso al local a personas que no portan el cubrebocas, ellas reciben una llamada de atención, pues si en ese momento se realiza una inspección de la Secretaría de Salud y detectan una anomalía de ese tipo, el negocio se puede hacer acreedor a una multa económica.

Por ello, tal como lo podemos corroborar en cualquier comercio u oficina o establecimiento donde se ofrecen bienes o servicios al público en general, es obligatorio el uso del cubrebocas así como la aplicación de gen antibacterial, la toma de la temperatura corporal, además de guardar la sana distancia, mínimo de 1.5 metros, respecto de las demás personas que en ese momento se encuentran en el lugar en cuestión.

Es cierto, estimado(a) lector(a), que la pandemia ha alterado y trastornado nuestra vida cotidiana en todos los aspectos y que, incluso, experimentamos un elevado nivel de hartazgo por las medidas que nos recomiendan las autoridades de los tres órdenes de Gobierno. Sin embargo, considerando que estas alturas de la contingencia sanitaria no se ha reducido la incidencia de Covid-19, resulta necesario continuar acatando todas esas normas de prevención mínimas que nos sirvan para no ser víctimas del nuevo coronavirus que, en el caso del estado de Durango, ya ha dejado la muerte de más de 400 personas, una cifra que continúa creciendo y que amenaza con no detenerse mientras no contribuyamos para que el riesgo se minimice al máximo.

Por supuesto que todos quisiéramos regresar a la vieja "normalidad", aunque ahora sabemos que ya no será posible tal como lo anhelamos, pues según especialistas en el tema esa enfermedad permanecerá entre nosotros por varias décadas más, es decir, que llegó para quedarse, a pesar de que se habla de que ya se desarrollaron varias vacunas en diversos países y que, incluso, en México ese biológico ya podría aplicarse en los primeros meses del año próximo, algo que todos esperamos para tener un poco de tranquilidad entre las familias.

No obstante, mientras eso no ocurra, lo mejor que podemos hacer, primero, por nosotros mismos, y después por nuestras familias, es continuar cumpliendo con esa serie de medidas preventivas que nos pueden servir para no enfermarnos de Covid-19, aunque en ocasiones quisiéramos tirar la toalla debido a que se trata de normas que restringen nuestra movilidad, que nos impiden salir si no es por actividades esenciales.

Empero, debemos estar conscientes de que, por lo pronto, la única forma de minimizar el riesgo de un contagio del nuevo coronavirus es protegiéndonos y cuidando a los integrantes de nuestras familias.

Escrito en: Padres e hijos que,, quienes, cubrebocas,, momento

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Nosotros

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas