Centenares de campesinos ocupaban el viernes una represa en el norte de México, mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador trataba de explicarle al país por qué debe dejarse que el agua fluya a Estados Unidos bajo un acuerdo internacional.
Esto aumentó las preocupaciones de que si los granjeros se niegan a ceder, la Guardia Nacional sería enviada de nuevo al lugar y estallaría la violencia. Los campesinos dicen que les preocupa no tener suficiente agua para sus cultivos. Cuando asumieron el control de la represa el miércoles, cerraron las válvulas que dejaban fluir agua de la reserva.