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Nota al margen

Basta de impunidad para el acoso sexual

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Basta de impunidad para el acoso sexual

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CITLALLI ZOÉ SÁNCHEZ

El 11 de marzo del presente año, la Fiscal General de Justicia, Ruth Medina Alemán, ofreció una rueda de prensa para dar a conocer la conformación de la "Unidad especial" para la atención de las denuncias públicas que se hicieron durante el Día Internacional de la Mujer. En esa ocasión, dijo, se tendría un lugar especial para "darles una pronta respuesta". Comunicó que se pondría la oficina en un área reservada de la Unidad de Desaparecidos.

A raíz de este anuncio, Alondra (se cambia su nombre por protección personal) acudió con otras dos ex compañeras de trabajo a la Fiscalía para interponer su denuncia contra quien fuera su jefe, el cual las acosó sexual y laboralmente. Cuando llegaron a la Fiscalía el personal desconocía la existencia de esa unidad y fueron enviadas a "Inmediata Atención", tras indagar algunos minutos, las guiaron al área de la Unidad de Desaparecidos.

No había nada instalado así que tuvieron que esperar a que consiguieran computadoras, una impresora, que se adaptara el espacio. Una vez que rindieron su declaración ante el Ministerio Público, dos de ellas fueron sometidas al estudio sicológico durante dos horas. La otra víctima tenía que regresar al siguiente día para el mismo estudio.

Una vez que concluyeron el proceso, les dijeron que luego se comunicarían con ellas. No les dieron copia de su número de carpeta. Unos días después, entrevistaron a la mamá de una de las víctimas pero luego, simplemente ya no tuvieron más noticias. Hablaron por teléfono para saber qué pasaba y les dijeron que raíz de la pandemia, el proceso se suspendería un mes pues se les daría prioridad a delitos graves lo cual entendieron en su momento, pero ahora, después de cinco meses de inactividad en las investigaciones se han visto en la necesidad de contratar abogados, pues está claro que un ciudadano solo, poco o nada puede hacer para obtener justicia.

"Cuando uno va a denunciar, vas con miedo, mucha vergüenza, con la esperanza de que las autoridades te orienten, te guíen en el proceso, pero no es así", narra Alondra quien señala, incluso algunos licenciados litigantes toman con poca seriedad los asuntos de acoso sexual.

En el caso específico de ella, al parecer también pesa el hecho de que su antiguo sitio de trabajo es una empresa internacional. Esto incluso lo ve en la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, en donde también presentó una demanda contra la misma persona y a un año del proceso, alegan que no lo han podido notificar, lo que por supuesto resulta un absurdo y bien podría sospecharse de corrupción.

En el código penal de Durango, en el capítulo IV "Hostigamiento y acoso sexual", se establece que "a quien cometa este delito se le impondrán de uno a cinco años de prisión y multa de setenta y dos a trescientas veces la Unidad de Medida y Actualización". Sin embargo, se trata de una agresión que durante años ha sido normalizada y hasta justificada por la mayoría de la población, porque es parte de la vida diaria. Si una mujer se atreve a levantar la voz es duramente criticada.

El acoso sexual es un delito difícil de comprobar. Cuando sucede, la víctima no lleva una cámara a cuestas para documentarlo porque nadie se espera algo así; también se esconde tras "bromas y comentarios inocentes". Pero si bien es cierto el delito ocurre en las penumbras, las secuelas que deja en las víctimas son más que visibles y de largo plazo.

Una vez que Alondra rechazó las insinuaciones sexuales de su jefe y marcó su distancia con él, fue sometida a extenuantes cargas de trabajo hasta que finalmente, la despidieron. "Me gustaba mi trabajo pero vivía con miedo, con estrés, ansiedad. Dejé de comer, a veces no podía dormir pensado que tal vez él podía atacarme. A veces todo lo que quería era dormir. Adelgacé mucho y fui al médico. Me explicó que no era una cuestión física y me enviaron al área de salud mental, donde me recetaron anti depresivos. Uno piensa que puede sola con algo así pero la realidad es que no", platica Alondra.

Encontrar un nuevo trabajo fue también un reto porque existe el miedo de que se repita la situación con el nuevo empleador o algún compañero de trabajo. El trauma es real aunque muchos consideren que es una exageración.

El mismo día que interpusieron su denuncia ante la Fiscalía acudieron a la Comisión Estatal de Derechos Humanos, por lo que espera este organismo le dé un puntual seguimiento a su caso.

Dado que el acoso sexual es uno de los delitos con mayor índice de impunidad en el país, las autoridades impartidoras de justicia tienen una enorme deuda con las víctimas que pese a todos los obstáculos, decidieron acudir a hacer un proceso conforme a la ley. Son ellas, las que se han atrevido a denunciar, a luchar, a hacer sus casos públicos, las que animan a las demás a romper el silencio, a decir, "ya basta".

La exigencia es sencilla: justicia. Y no descansaremos hasta que así sea.

PUNTO Y APARTE.- A raíz de las intensas lluvias, la población de diversas partes del estado se ha visto afectada con la pérdida de su patrimonio debido a las inundaciones o bien, se encuentran con problemas de acceso a sus localidades por la caída de puentes y derrumbes. Se ha pedido al Gobierno federal que se brinde la declaratoria de emergencia para contar con recursos adicionales pero mientras se lleva a cabo todo el proceso burocrático, la sociedad civil se ha organizado para reunir alimentos, ropa así como muebles para llevarlos a las zonas afectadas. La unidad es una pieza clave para superar estos difíciles momentos.

Nos leemos en twitter: @citlazoe

Escrito en: Nota al margen trabajo, acoso, sexual, proceso

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