Mirador
A este niño la palabra "Mesopotamia" le parece fea.
No le gusta pronunciarla. Encuentra en ella un son desagradable. Tampoco le gusta escribirla: es demasiado larga.
Cosa muy diferente le sucede con la palabra "Nínive". Es esdrújula y lleva dos íes. La i es letra amable y suave. El niño piensa que la palabra "Nínive" tiene algo de infantil.
El pequeño reza al pie de su cama las oraciones de la noche y le pide a Diosito que en el examen le toque Nínive.
Cuando llega el día de la prueba el maestro le entrega la hoja. Dice: "Mesopotamia".
El niño saca cero en el examen.
Y es que ni siquiera pudo escribir esa palabra.
La culpa no la tiene el niño. Es alumno aplicado.
La culpa la tuvo
Ahora yo tampoco puedo escribir la palabra.
¡Hasta mañana!...