¿Por qué comer las semillas de la sandía?

Por años se ha creído que consumir las semillas de la sandía podría ser poco saludable para el organismo, lo cierto es que en realidad hay más de una razón para comerlas, pues contienen pocas calorías y mucha fibra.

El cultivo de este alimento, pariente de la calabaza o el pepino, se remonta 3.500 años en el tiempo y se localiza en el valle del río Nilo, en Egipto. Desde aquí se extendió al resto de los países que componen el mapa europeo. La antigüedad de esta fruta en nuestras despensas puede llevarnos a creer que lo sabemos todo acerca de ella o sobre la utilidad culinaria de todas sus partes.

La verdad es que las semillas son una gran fuente de fibra, especialmente la cáscara que las envuelve. Como bien es sabido, esta sustancia interviene en la salud digestiva, regulando la función intestinal, mejora la composición bacteriana y, además, favorece el control de peso, en tanto que tiene poder saciante.

Así que la próxima vez que alguien diga que no deben comerse, recuerda lo beneficiosas que pueden llegar a ser para la buena salud, como una gran fuente de fibra.