Regreso al Congreso
Este lunes las escuelas volvieron a llenarse de vida, un año y medio después de que un enemigo invisible amenazara no solo nuestra salud, sino el aprendizaje de los más
pequeños. Pero los niños no fueron los únicos en retomar la actividad. Con tanta
incertidumbre volvieron los alumnos a clase, como los políticos al Congreso de Durango.
Si bien el regreso a las aulas estuvo plagado de dudas, la inauguración de la nueva
legislatura estatal no se quedó atrás. La última reforma impulsada por Morena y aprobada por la antigua mayoría provocó que el arranque del nuevo Congreso pendiera de un hilo.
La modificación de Morena a última hora para hacerse con la JUGOCOPO generó una
lógica indignación en las filas de la Alianza, que planteó incluso ausentarse para evitar la instalación de la nueva legislatura en esas condiciones. Cuando la crisis institucional
parecía inevitable, un acuerdo in extremis entre los tres partidos mayoritarios -PRI,
Morena y PAN- ha dejado en manos del tricolor la presidencia del Congreso al menos
durante el primer año de ejercicio.
Este primer incendio, aunque sofocado a tiempo, invita a pensar que el próximo período legislativo será turbulento. La vuelta al salón de los diputados ha sido reprobable. Estos alumnos que arrancan el curso peleándose -no solo figuradamente- tendrán que hacer serios esfuerzos por ganarse una buena calificación. Un año más en el mundo académico implica incrementar la dificultad y este nuevo ejercicio parlamentario estará marcado por un mayor nivel de exigencia, para hacer frente a las consecuencias económicas y sociales que deja tras de sí la pandemia.
Para este curso habrá grandes retos, tanto en la gestión de la crisis post-covid, como en materia de protección medioambiental y desarrollo de políticas públicas para la
sostenibilidad, implementación de medidas para la igualdad entre mujeres y hombres,
ampliación de derechos socioeconómicos, estímulo y atracción de las inversiones en el
Estado; y un largo etcétera que deberá asumir con responsabilidad cada uno de los 25
diputados que componen la nueva Cámara.
Del ciclo pasado quedó pendiente una asignatura básica: el matrimonio igualitario. El
anterior Congreso legó a este la tarea de equiparar el derecho de todas las personas a
contraer matrimonio. Durango está tardando mucho en sumarse a la lista de estados donde se reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo, que asciende ya a 22 de 32. Es cuestión de tiempo y, sobre todo, de recordar que el matrimonio tiene que ver con el compromiso y el amor, independientemente del género de los contrayentes.
Nuestros alumnos parlamentarios tendrán que estudiar mucho para poder aprobar, pero en primer lugar tendrán una obligación fundamental: respetar la autoridad del profesor, el pueblo. Él es quien pone a cada uno en su lugar, a quien se debe rendir cuentas.
Ténganlo presente los próximos diputados y diputadas, si quieren evitar que, en las
siguientes elecciones, los saquen del salón.
Twitter: @Romen_Arteaga