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YAMIL DARWICH

Durante la Glaciación, -"Era de Hielo", 110,000 a 12,000 años- el humano estuvo a punto de desaparecer; luego tendría otras amenazas: las grandes epidemias -la peste negra del siglo XVIII, acabó con la mitad de la población europea- que también pusieron en riesgo nuestra existencia; la última generando incertidumbre: COVID y Fluorona.

Sorprendentemente el desarrollo de ciencia y técnica también nos representan serias amenazas para sobrevivir, al menos como somos biológicamente.

En pleno siglo XXI, vivimos retos y amenazas que debemos considerar; buen tema para el año nuevo que recién iniciamos. En todos los casos, debemos mantenernos atentos.

Dialoguemos sobre algunos de los riesgosos:

La administración responsable y precavida de la inteligencia artificial: algunos científicos advierten la posibilidad de ser separados -por las computadoras- de las tomas de decisión, buscando mantener la calidad de vida, siendo regulada por ellas. Estaríamos perdiendo libertad y no parece buena elección.

Desarrollo de la evolución tecnológica y su utilización -para bien y/o mal- que puede ser causa de distanciamiento -aún mayor- entre ricos que la administran en su beneficio y pobres sin posibilidades de utilizarla; sume el desempleo por la robotización productiva y, muy importante, la administración del tiempo libre. ¿Vendrán revoluciones sociales?

Otro tema interesante: el riesgo de alteración del código genético al pretender mejoras y buscando prevenir y/o curar enfermedades. ¿Podremos alterarlo hasta dejar de ser considerados seres humanos? Consideremos que ya existen los ciberhumanos.

Otro riesgo es representado por las manipulaciones con fines curativos que se practican en genomas de microbios; son métodos de laboratorio que, ciertamente, tienen estrictas reglas de control, pero no son infalibles y pudieran alterar nuestro código genético. Recuerde el infundado rumor sobre la mutación viral que desencadenó al Sida. ¿Podría suceder?

Contaminación ambiental: seguimos destruyendo la flora, fauna, tierra y aire del planeta. Consideremos la urgencia de controlar los desechos por residuos industriales, incluidos petróleo y plásticos, estos últimos reconocidos con propuestas de solución a mediano plazo; entre tanto, algunos gobiernos continúan evadiendo su responsabilidad. ¿Será tarde?

Acabamos con millones hectáreas de bosque; estamos destruyendo la fauna marina -la vaquita marina es un ejemplo- y a las abejas que, como ya dialogamos en otra ocasión, con su polinización son soporte del ciclo de la vida y base de la productividad agrícola. En La Laguna, sabemos del problema y lo atendemos muy superficialmente, padeciendo la falta de interés y apoyo económico/político de las autoridades, pagando las consecuencias mediatas y dejando de prevenir las futuras. Ejemplo: el melón.

Agregue el uso de plaguicidas, consumo de alimentos con antibióticos dañinos, químicos en forrajes, cereales y otras sustancias utilizadas para alimentar y aumentar la productividad del ganado, carne que luego consumimos.

El aire que respiramos es cada vez más dañino y poblaciones como Monterrey o la CDMX, exigen y ofrecen información para que sus habitantes tomen precauciones; en otras regiones vivimos las malas condiciones por contaminantes y poco hacen las autoridades, manteniéndonos desinformados sobre el tema.

El agua es utilizada como instrumento político. ¿Los gobernantes continuarán negligentes y sin eficientar acciones?

Una amenaza que pocos denuncian es la re-jerarquización de valores: los trascendentes, con marcado incremento del pragmatismo y materialismo; sociales, con choque entre minorías y mayorías en temas como matrimonio, aborto y/o eutanasia; humanos, promoviendo la desensibilización espiritual. Curiosamente, los politiqueros apoyan toda causa que separe y hasta enfrente a las comunidades; ellos saben que "a río revuelto, ganancia de pescadores".

La superficialidad ha dominado al pensamiento profundo; la individualidad al sentido gregario, la solidaridad y subsidiaridad suplidas por la productividad material y las ganancias económicas. Fatuidad.

La conceptualización filosófica de bueno y malo altamente criticada y hasta descalificada y la libertad limitada solamente al tener, olvidando el sentido profundo del ser; consecuentemente el uso parcializado de la tecnología, que solamente da ventajas a los países con recursos para invertir en ella, buscando mantener su hegemonía. Injusticia social.

Actualmente, la lucha entre EUA, China y Rusia, tiene que ver con la carrera tecnológica, entre todos los casos las redes 5G y el control de las comunicaciones mundiales. Ahí está el negocio de la tecnología del futuro, desde electricidad casera hasta satelital, consecuentemente buscando el dominio económico.

La Máquina de Hadrones", espectacular avance en conocimiento de la física cuántica, indudablemente dará luz para encontrar soluciones a problemas energéticos y conocimiento del universo; su estudio y control multinacional nos deja la confianza del cuidado en la seguridad, pero... ¿y qué puede ocasionar una reacción molecular incontrolada? No hay respuesta, solo suposiciones, algunas aventuradas.

Hay otros supuestos retos que no dialogamos por considerarlos irracionales, sin fundamento científico, casos de extraterrestres o el choque de asteroides contra la tierra -el supuesto planeta Nibiru-, informaciones sin valor para la astronomía seria. Son temas manipulados buscando notoriedad.

Aun así, debemos continuar manteniendo nuestra esperanza. Feliz 2022.

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Escrito en: Diálogo buscando, riesgo, debemos, productividad

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