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El ferrocarril: primeros años de un cambio

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El ferrocarril: primeros años de un cambio

ALEJANDRO AHUMADA R

"Prorrata no es nada caro", su significado sería algo así: donde las aportaciones que uno daba en lo personal, sumado en grupo, hacían que todo se hiciera más barato. Esta fue una frase española usada para los años de 1880 y empleada en el caso específico de una nota periodística que relataba el ambiente sobre las contribuciones cobradas en el estado de Durango, donde los pagos exigidos por el estado que se tenían que hacer, rebasaban la capacidad de la mayoría de los habitantes de esta tierra para cubrirlos, causando todo lo contrario a la frase que se usó en esa nota como ejemplo, dejando ver el abuso en el cobro y el escaso poder de pago de la gente.

La Villa de Lerdo vivía en un entorno de muchas carencias y poco desarrollo, igualmente sufría de estos elevados cobros hacendarios, así como las demás poblaciones del estado. Pero para inicios de 1883 las vías del Ferrocarril Central Mexicano estaban por llegar a la Villa de Lerdo, ofreciendo esto un cambio drástico para la población y su economía. El 23 de septiembre de 1883 se dio como fecha oficial del inicio de operaciones de la estación de la Villa de Lerdo para el servicio de pasajeros y de carga con rumbo a la frontera norte; en la ciudad de Paso del Norte aún le faltaba un año más al tendido de vías para unirse con el tramo en construcción que venía de la ciudad de México, pero esto no detuvo a la explosión económica que transformaría a Lerdo y a la región, provocada por el tren.

Tan pronto se unieron las vías hacia el sur, el movimiento comercial se incrementó, los caminos tradicionales usados dejaron de ser altamente transitados, los flujos de población cambiaron, llegando gente de otras regiones y de otros países, provocando un aumento en la población. El desarrollo se notaba visiblemente en el número de construcciones en la zona urbana; la importación fue en aumento en todo tipo de productos, la rapidez en comparación a los viajes en carreta y mula era enorme, acelerando la vida en la comunidad.

La agricultura rápidamente se mecanizó, ya que se podían comprar todo tipo de elementos que se usaban en los Estados Unidos, facilitando así el cultivo en el campo y provocando una apertura mayor de hectáreas para siembra. Las herramientas importadas facilitaron la construcción de canales de riego; en otras áreas como la minería se logró tener mayor profundidad de exploración y producción. Sin embargo, a todo lo bueno que llegaba, los impuestos seguían sin ningún cambio, la recaudación aumentó con la llegada de capitales y de la mano de ésta, la creciente presión recaudatoria estatal.

Para 1887 a tan solo a unos cuantos años de una gran evolución de la Villa, se vislumbraba una fractura a este desarrollo, en parte por los grandes cobros de impuestos, sumado a los problemas de límites que se tenían con el estado de Coahuila, y a nivel nacional se publicaba en periódicos la posibilidad de un nuevo territorio que se formaría entre las poblaciones de la Villa de Lerdo, Mapimí, San Pedro de las Colonias, la Laguna y sus rancherías circunvecinas a la Laguna de Tlahualilo y de las Habas.

Escrito en: CALEIDOSCOPIO Nuestra historia Villa, Lerdo, vías, estado

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