Probabilidad

Mientras hay vida, siempre habrá posibilidades.

Posibilidad de amar, pero con ello también la probabilidad de sufrir, de llorar, tal vez de arruinar tu corazón.

Existirá la posibilidad de reír, de disfrutar cada instante para guardarlos en el corazón y que nos sirvan para sostenernos cuando lleguen los inevitables reveses de la vida.

Siempre habrá la posibilidad de equivocarnos, quizá, no sea posible, más bien es una certeza. Nadie se va de este mundo sin cometer un error.

Tal vez sea necesario errar, porque es la única manera de aprender. Eso nos obligará a tomar esas lecciones para desprendernos de las costras que aún no quieren caer del pensamiento.

No tengo el tiempo suficiente para rezar por la salvación de tu alma, pero dejo en garantía la mía para salvarte.

Te doy un minuto para decidir el destino de la eternidad de mi alma.

Por amarte te doy la posibilidad de destruirme, porque si no te la doy, no sería amor.

Parece que no se ensucia lo que quiero pisar, y se contamina lo que nunca toco.

Es un milagro encomendar mis posibilidades a una mujer como tú, existiendo tantos dioses por adorar.

Tantos dioses que han demostrado verdaderos milagros. Los tuyos eran momentos.

Tantos milagros capaces de robarse la fe inquebrantable de millones que hoy perecen y sólo ellos saben si existe el más allá.

Habrá días malos, y otros que por tu presencia no serán los peores. Pero ya sean buenos o malos, siempre habrá posibilidades.

Existirá la posibilidad de elegir tu presencia, la de alguien más, o la soledad.

Un par de páginas pueden ser una gran historia, también un libro entero puede ser una vida vacía.

Una heroína puede convertirse en antagonista y destruir la vida a quien dejó sus ojos sobre las páginas de su historia.

Es posible la existencia de la bondad cuando se idealiza, pero tarde o temprano la realidad echa abajo lo construido por un corazón de quien lo ha entregado todo.

Lo único bueno que tenía mi vida contigo era la versión de ti que yo inventé.

Después de ti, mi vida sin ti tiene posibilidad de ser mejor

Mi vida contigo no tenía probabilidad de sobrevivir.

Te amaba tanto que nunca le di la posibilidad de entrar a la decepción que tu causaste.

Entre tantas posibilidades para qué desear la realidad cuando se puede morir en el arte que pintan tus labios.

Habrá que recamarle las posibilidades robadas por esa decepción que no pude detener más, ya no fue posible detener lo inevitable.

Se posó en el centro de la estancia. Sentada en un sillón, fumando un habano, bebiendo una copa de sarcasmo.

En la bruma, el humo forma algunas imágenes del pasado intentando confundirme. Son los recuerdos flotando en mi propia casa.

Tuviste la posibilidad de detenerlos y no permitir que me humillaran.

Pero en cuanto mis poros los respiraron envenenando mi conciencia, no sólo no los detuviste, sino que, al parecer, disfrutaste verme intoxicado.

Hubo una pausa. Especulé sobre ella como una posible interrupción de la vida, pero no para morir, sino para mejorar lo vivido.

En la incapacidad de tus labios se fueron los recuerdos. Los que construimos y los que se derrumbaron.

Pero, no hay nada que reclamarle a mi consciencia.

Al final, me acompaña la posibilidad, algunos le llaman esperanza.

Y si es que todos hemos de sepultarla en algún momento, el fantasma de sus restos posiblemente me acompañara el resto de mi vida.

Nunca muere. Mueren las ganas, mueren las ilusiones, se marchita el trozo de alma dentro del jarrón sobre el peinador.

La culpable es la decepción calcinando el tallo de la última flor refugiada entre las hojas de un libro. Como te dije, mi amor por ti no fue suficiente para detenerla.

Fue más fuerte el azar junto a la posibilidad de la suerte.

Pero, mientras haya vida habrá posibilidades.

Y mientras existan, probablemente volverás a amar.

Yo, entre tanto, para no jugarme mi futuro, volveré a correr el riesgo de entregarme completamente... no importa que sea a un amor imposible.