El narcomenudeo en Durango

A los duranguenses lo que más les preocupa es el narcomenudeo. ¿Cómo combatir este mal?, ¿Qué autoridad debe actuar?, ¿Se puede abatir este delito? Nuestros columnistas opinan

Noel Pérez Salais [@noelperezsalais]

El problema del narcomenudeo en Durango es añejo y no se ha enfrentado con firmeza, es una situación que ha afectado sobretodo a los jóvenes, ya que se presume que es fácil localizar a un vendedor en puntos específicos.

Las autoridades de los tres órdenes de Gobierno deben enfrentar de manera conjunta esta grave situación, pues al final de cuentas existe la corresponsabilidad de todos.

Los programas de denuncias anónimas no han dado el resultado esperado, ya que aún sigue presentándose este tipo de venta de droga al menudeo. Con la posible legalización del uso de algunas drogas, mayor atención se tendrá que poner para que, sobre todo los niños y jóvenes, no vayan a caer en las garras de este tipo de vicios.

La clave es la corresponsabilidad de más autoridades y sociedad.

Jesús Mena Vázquez [@jesusmenav]

El mercado interno de drogas ha crecido durante las últimas décadas en el país y Durango no es la excepción.

La competencia del fuero federal para este tipo de delitos hace que las policías estatales y municipales no se involucren activamente en la lucha contra las bandas que trafican con estupefacientes, al mismo tiempo que el número de puntos de venta de drogas crece en los territorios de estados y municipios.

Si aumenta el consumo de drogas entre la población, sobre todo de las sintéticas, el tejido social de las localidades comienza a perderse debido a los efectos de las drogas en el comportamiento de las personas.

Sólo esta razón es motivo suficiente para que los gobernantes a nivel estatal y municipal se involucren, en el marco de sus competencias, en la lucha contra el narcomenudeo.

Luis Lozano [@luizork]

Son varias razones las que llevaron a quienes controlan el narcomenudeo a convencerse de que su poder es fáctico. Asumen, quizá, que la sociedad no puede estar sin eso que ofertan y que la autoridad, por lo tanto, los tiene que tolerar.

La realidad de las cosas es que así sucede. Pero es un hecho que es un fenómeno delincuencial extralimitado, en el que esa condición de intocabilidad la asumen también los sujetos más volátiles de esas organizaciones criminales: los puchadores.

Hoy, el narcomenudeo prácticamente no se combate y cada uno de quienes ofertan drogas en la calle, se asumen como los virreyes de esa cuadra, lo que conlleva diversos problemas de inseguridad y un agrio sabor de boca que se convierte en percepción negativa. Y las autoridades locales, dificilmente, resolverán tal problemática.

La estrategia nacional contra el narcomenudeo (aún inexistente, por cierto) tendrá tarde o temprano que llegar. De lo contrario, todos los males que de este se derivan, seguirán creciendo. Ese delito, en términos reales, es la piedra angular de la inseguridad nacional.

Jorge Pérez Arellano [@jperezarellano]

La venta de droga en las calles se ha vuelto el principal problema de seguridad en este país, y por supuesto en Durango. Muchos de las que la consumen se ven obligados a delinquir para poder comprar más. El vicio los lleva a otro delito y es un círculo vicioso que solamente termina con la muerte del adicto o del "puchador", porque ni siquiera en la cárcel termina el consumo.

Esta claro que las autoridades locales no han podido con el problema, pues lo dejaron crecer por décadas pensando que había otras prioridades o haciéndose de la vista gorda. Hoy, ese delito ya es el que más le preocupa a los habitantes del estado pues la gran mayoría de aquellos que cometen un delito lo hacen bajo los efectos de una droga.

Muchos años se luchó contra grandes cárteles que producían y exportaban enervantes. Esos cárteles se diversificaron y buscaron otras fuentes de ingreso más lucrativas, pero también creció el consumo interno y la demanda aumentó. Ojalá los tres órdenes de Gobierno le apuesten a la lucha contra este problema y, sobre todo, a la prevención, que podría ahorrarle miles de millones de pesos al país en juicios, atención médica, armas y policías para enfrentar las consecuencias del consumo de enervantes.

Víctor Hugo Castañeda [@CASTANEDAVICTOR]

Uno de los grandes problemas de salud mental comunitaria, que enfrenta nuestro país y, Durango no es la excepción, es la distribución, venta y consumo de diversas substancias tóxicas o drogas que degradan a nuestra sociedad, carcomen el alma, espíritu y tuercen la mente de quienes las consumen.

Al margen de los discursos institucionales y de las facultades constitucionales que puedan esgrimirse, para evadir el combate al narcomenudeo, es importante decir que más allá del discurso, los tres órdenes de Gobierno deben asumir la responsabilidad ética y moral del combate al narcomenudeo para salvaguardar la salud mental de nuestra sociedad.

Es estrictamente necesario reiterar que este problema debe enfrentarse de manera coordinada sin pretexto y sin evasivas o argucias legaloides. Hay que decirlo claro y con contundencia: más allá de la corrupción y del huachicoleo, uno de los más graves problemas que están lacerando y destruyendo a nuestras familias es el consumo indiscriminado de drogas, ocasionando perdida de la calidad de vida de nuestra sociedad, pues incentiva la violencia intrafamiliar, acelera la descomposición social, incrementa los niveles de pandillerismo, delincuencia, y aumenta el número de muertes violentas.

Debe advertirse que el combate legal al narcomenudeo debe de ir acompañado de una campaña de salud pública de prevención y rehabilitación de la farmacodependencia, asumiendo con claridad que el problema es legal y es de salud mental.