El complicado panorama de ser madre
Ser madre puede ser la más grande de las felicidades o la más terrorífica de las realidades.
Si bien es cierto que en México se romantiza la figura de la madre de la familia a la vez que la veneración que se les brinda es directamente proporcional a su sufrimiento, abnegación y sacrificio por los hijos (además del marido si lo tienen), las mujeres que son madres distan mucho de ser unas santas y como seres humanos, se enfrentan a un sinnúmero de retos que las llevan a no disfrutar la maternidad plenamente.
Y es que el martirio para muchas ellas de empiezan desde el momento mismo de la concepción: cuando su embarazo es no deseado, ya sea porque fueron violadas, o porque no tienen las condiciones socioeconómicas apropiadas para tener un integrante más en la familia o porque se tienen algún factor de riesgo en la salud del bebé o la propia mamá.
Durante la gestación las cosas no son de todo favorables tampoco, un importante número de mujeres en México carece de seguimiento médico durante su embarazo y las que cuentan con seguridad social, sin la posibilidad de pagar un médico particular, se enfrentan a la saturación en el servicio, donde muchas veces si acaso les hacen uno o dos ultrasonidos (si bien les va) durante los nueve meses de gravidez así que llegan a "ciegas" al momento del alumbramiento.
El parto es para muchas más un verdadero trauma difícil de superar y para otras tantas, es la muerte. El promedio nacional es de 38.9 muertes maternas por cada 100 mil nacidos vivos. Además, se estima que aproximadamente un 30 por ciento de las mujeres en embarazo, parto o puerperio en México ha sufrido de violencia obstétrica, sin que hasta el momento las instituciones de salud pública acepten del todo el problema que significa esto.
Una vez que tienen al niño en casa, muchas de estas madres de familia se enfrentarán a una depresión post parto (se calcula que en México la incidencia es del 20 por ciento) sin recibir la atención adecuada para atender su salud mental. Algunas saldrán avante, otras tantas por desgracia no podrán superarlo.
Todo lo anterior es apenas el inicio de una larga trayectoria de obstáculos que habrán de vencer las madres de familia: doble jornada laboral (en el trabajo y en la casa), imposibilidad de desarrollarse profesionalmente por atender a los hijos o cuidar algún enfermo de la familia, ser víctimas de violencia de género, en fin, la lista es larga.
Sin embargo, aunque el panorama no resulta muy alentador, es bueno recordarlas y agradecerles su arduo esfuerzo por cuidar a su familia, aunque su lucha es diaria, no sólo el 10 de mayo. Felicidades a todas ellas.
PUNTO Y APARTE.- Aunque a simple vista parece una buena idea, los dispensadores de alimentos para perros callejeros tienen varios puntos en contra que deben tomarse en cuenta.
Por desgracia, una buena acción como esta es un arma de doble filo, ya que en muchas ocasiones algunas personas que no gustan de los perros que deambulan por la calle, echan sustancias nocivas en el alimento con el objetivo de envenenarlos, lo que es un peligro potencial.
Además, hay que reconocer que el problema de raíz es la poca o nula cultura de respeto a la vida animal que prevalece en la entidad, donde abundan los dueños irresponsables que no se preocupan por cuidar a sus mascotas con la vacunación, la higiene, el dotarlos de un espacio adecuado para vivir, su alimentación y mucho menos, de esterilizarlos o llevarlos al médico cuando se enferman.
De manera que si ven la forma de abandonarlos más fácilmente, pues al fin y al cabo hay comida en los dispensadores, es posible que muchas más personas dejen a sus perritos en la calle.
Lo que debe hacerse, es cumplir al pie de la letra lo marcado en el Reglamento de Protección de los Animales y aplicar las sanciones correspondientes a las personas que los maltraten, seguir impulsando las campañas de esterilización gratuita así como las pláticas en este tema tanto en escuelas como en núcleos habitacionales. Aún hay mucho camino por recorrer.
Nos leemos en Twitter: @citlazoe