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PADRES E HIJOS

¿Cuidados o sobreprotección?

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¿Cuidados o sobreprotección?

¿Cuidados o sobreprotección?

IGNACIO ESPINOZA GODOY

A muchos padres les aterra la idea de que los hijos y las hijas se valgan por sí mismos y mismas en muchos aspectos en los que ya no tendrían por que necesitar los cuidados y la vigilancia del padre o la madre (o de ambos), pues en determinado momento ellos (los vástagos) tendrán que aprender a cuidarse de los peligros que les acechan ya que los progenitores no estarán con ellos toda la vida para ayudarles a salir de los problemas a los que tendrán que enfrentarse, de ahí que para ello debemos prepararlos gradualmente y así aprendan a tomar decisiones adecuadas para velar por su propia integridad física y emocional.

En verdad, amable lector, es impresionante observar y constatar cómo muchos padres de familia (y aquí se incluye a papá y mamá) no permiten que sus hijos hagan muchas cosas que estos ya deberían haber aprendido a cierta edad, como abrocharse las agujetas de los zapatos, de tal forma que, por ejemplo, a los siete u ocho años de edad aún les tienen que ayudar a realizar esta sencilla maniobra que debieron haberles enseñado desde años atrás, con lo que los progenitores sólo están contribuyendo a que sus vástagos sean unos perfectos inútiles que dependen de otras personas para hacer tareas fáciles.

Además, los tienen que ayudar a vestirse a determinada edad cuando también se trata de una actividad que los hijos o hijas debieron aprender a hacer solos, sin la ayuda de la mamá o el papá, algo que, por supuesto, está fuera de lugar cuando los vástagos ya tienen la edad adecuada para hacerlo por sí mismos, sobre todo si no tienen alguna limitación física o mental que les impida efectuar esas labores sencillas que les ayudarán a ser más independientes y de paso contribuyen a ahorrarle tiempo a su mamá, sobre todo, que es generalmente quien se encarga de apoyarles en ese aspecto.

Otra actividad en la que algunos padres y madres de familia hacen mal en intervenir es en la realización de las tareas escolares, ya que con tal de que los hijos no batallen no sólo les ayudan, sino que su intervención va más allá pues, literalmente, les hacen todo el trabajo, con lo que en lugar de apoyarles los perjudican ya que los vástagos de esa forma no aprenden lo que les correspondía con esa actividad que tiene como finalidad reforzar los conocimientos aprendidos en el aula escolar.

¿Quiere otro ejemplo? Cuando se trata de realizar actividades sencillas como el tendido de la cama, generalmente, es la mamá o el papá quienes se encargan de esta labor pues piensan que los hijos e hijas aún no tienen la edad apropiada para hacerlo, o simplemente para no discutir con ellos pues normalmente muchos se rebelan ante esta obligación, así que los progenitores terminan por ceder ante los berrinches y son estos quienes efectúan esta tarea, cuando deberían imponerse y hacer de alguna forma que los "pequeños" y "pequeñas" se responsabilicen de que prevalezca el orden en sus espacios dentro del hogar.

Sin embargo, tal parecería que muchos hijos e hijas les han tomado la medida a sus padres y madres, por lo que se han situado en una zona de confort donde nada ni nadie parece perturbarles ya que el estilo de la sobreprotección es el que domina en muchos hogares en virtud de que un incontable número de progenitores no supo en su momento imponer las reglas que contribuyeran a distribuir equitativamente los quehaceres domésticos y las tareas personales y escolares que son de exclusiva responsabilidad de ellos (hijos e hijas) pero que les hemos quitado, en beneficio de su comodidad.

Con todos estos simples ejemplos de la vida real, amable lector, sólo estamos creando hijos inútiles, dependientes absolutamente de nosotros, sus padres, cuando deberíamos fomentar en ellos la iniciativa de hacer las cosas por sí mismos, sin el apoyo de sus progenitores, para hacer hijos fuertes, autosuficientes en muchos aspectos, pues mientras continuemos haciendo por ellos todas esas actividades que ellos mismos pueden realizar, seguramente continuaremos convirtiéndoles en personas incapaces de pensar y de generar ideas que les ayuden a crecer en todos los ámbitos.

Recordemos: los padres no siempre estaremos cuando ellos nos necesiten, pues por una u otra razón habrá ocasiones en las que los hijos e hijas tendrán que afrontar problemas y situaciones difíciles y adversas sin el apoyo del papá o la mamá, de tal forma que les corresponderá a ellos (los vástagos) tomar sus propias decisiones, y si se equivocan tendrán que aprender de los errores y los fracasos.

Sólo de esta forma podemos ayudarles a crecer en todos los ámbitos, inculcándoles la independencia para hacer todas las cosas que les corresponden de acuerdo con su edad, pues la sobreprotección sólo servirá para que dependan más de nosotros y no hagan algo por sí mismos.

Dejemos que hagan todo aquello que es su obligación y démosle un impulso al hijo o a la hija para que aprendan que es importante crecer con el esfuerzo propio, sin depender del apoyo constante de los padres, quienes sólo tienen la responsabilidad de ayudarnos hasta determinado límite.

Escrito en: Padres e hijos hijos, muchos, pues, tienen

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