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ANTONIO ROSAS-LANDA M.

Derrota a la estupidez

ANTONIO ROSAS-LANDA M.

ANTONIO ROSAS

Chicago, Illinois. - "Pelearemos en contra de esta estupidez en todas las formas que podamos," dijo hace un año el entonces gobernador de California, Jerry Brown, acerca de la intención de la administración Trump de suspender la regulación que impondría una mayor eficiencia de combustible a los vehículos nuevos. Esta semana, California obtuvo una sonora victoria en su lucha con la Casa Blanca.

¿Qué implica esta regulación que data de la administración Obama? En 2012 se impusieron reglas para que los vehículos vendidos en Estados Unidos tuvieran una eficiencia de 50 millas por galón de gasolina para el año 2025, unos 13 kilómetros por litro. Con ello se reduciría la emisión de millones de toneladas de gases invernadero y bajaría el consumo de petróleo en medio millón de barriles al día. Por su parte, la administración Trump inició una batalla legal para que se le impidiera a California establecer criterios energéticos-ambientales más estrictos que los dictados por el gobierno federal, y propuso congelar la eficiencia de los vehículos en 36 millas por galón a partir del 2020, unos 9.5 kilómetros por litro de gasolina.

Esta semana se anunció un acuerdo entre las armadoras Honda, Ford, BMW y VW para adoptar voluntariamente los estándares en California, desairando al gobierno federal. El pacto es relevante porque estas compañías venden el 30 por ciento de los vehículos en este país, por lo que su apoyo empujará a otras automotrices a sumarse al acuerdo y, al final, ofrecer productos que contaminen poco a quienes compren sus autos en todo el mundo.

¿Cómo fue posible que un estado se revelara en contra del gobierno nacional? California es muy influyente por el tamaño de su economía, elemento que aprovechó para ganar la partida. La entidad posee la quinta economía del mundo si se le considera como un país independiente, y por ello cuenta con el mercado automotriz más grande de la nación con 30 millones de vehículos registrados. Ante esta realidad, las automotrices prefirieron hacerle el feo a Trump que perder acceso al territorio donde venden más autos.

Los vehículos que usan poco combustible reducen las emisiones y con ello contribuyen a evitar fenómenos meteorológicos extremos que nos afectan como resultado del cambio climático, un paso para resolver la crisis existencial que enfrentamos, aunque hay otros beneficios. Un auto que gasta menos gasolina es un regalo para la economía de quien lo conduce por los ahorros que aporta durante su vida útil.

La administración Trump argumenta que los altos estándares de eficiencia encarecen los vehículos en más de 2,000 dólares por unidad, hecho que ocasionará que automovilistas los conduzcan por más tiempo ante la dificultad de renovarlos.

Es verdad que los autos eficientes son más costosos, pero el sedán híbrido que he manejado por seis años me ha ahorrado más de 6,000 dólares en combustible y el sistema de frenos que nunca he reemplazado. Por su característica de generar electricidad es más longevo que un sistema tradicional. Al adquirir un auto, un consumidor educado debe considerar no sólo el precio de venta sino el costo total del combustible y los mantenimientos durante la vida del vehículo. Un carro eficiente es una inversión inteligente que, literalmente, se paga sola.

California derrotó la ignominia de quienes se resisten a un mejor futuro energético y a adoptar opciones de transportación eficientes. Esta victoria no sólo representa tomar el sendero moralmente correcto, también es escoger el camino que beneficia los bolsillos de los consumidores apoyando la adopción de tecnologías sustentables que a su vez crean oportunidades de empleo e inversión.

Twitter: @ARLOpinion

Escrito en: ANTONIO ROSAS-LANDA M. vehículos, combustible, eficiencia, Trump

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