Me habría gustado conocer a ese sujeto. El único cine que había en aquel pequeño pueblo del norte de Nuevo León se habilitó a fin de que sirviera para la representación de "Romeo y Julieta", potente drama de conocido autor inglés, según los cartelones de propaganda que con engrudo se fijaron en postes y paredes.
La noche de la función el teatro estaba lleno a su máxima capacidad. Cuando la actriz que hacía de Julieta apareció en escena se escucharon murmullos en el público: la que debía ser esbelta y grácil doncella era mujer robusta y gorda, tanto que ella sola ocupaba la mayor parte del reducido foro.
En el curso del diálogo Romeo le preguntó, anheloso, a Julieta:
-¿Cómo llevarte conmigo, amada mía?
Se oyó el grito del sujeto:
-¡Yo te presto mi troca, cuñao! ¡Nos la llevamos en dos viajes!
Decir "troca" en aquellas latitudes equivale a decir camión de carga.
Me habría gustado conocer a ese sujeto.
Sabía poner las cosas en su lugar.
O al menos la mitad de ellas.
¡Hasta mañana!...