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MAURICIO MESCHOULAM

El choque China-EU: la espiral activada

MAURICIO MESCHOULAM

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En estos días, llenos de tuits, llenos de cambios de humor, pareciera que basta sólo una seña -positiva o negativa-, apenas un guiño o una palabra expresada en una gran cumbre como la del G7 para transformar la narrativa. Esto ocurrió con el asunto de la guerra comercial EU-China varias veces a lo largo del último fin de semana. Una especie de sube y baja emocional que depende de lo que Trump decida decir o hacer. El problema es que tratar este tema de esa forma lleva un subtexto: la apariencia de que todo este "show" no es más que una serie de "tácticas" por parte de Trump orientadas a mostrarse como un presidente que cumple con su base o con sus objetivos electorales, cuando hay un conflicto mucho más hondo que rebasa a Trump. Pero esto no se limita a los reportes periodísticos o al ánimo de los mercados. Hay muchos ensayos, bien argumentados, que explican que no estamos viviendo una "nueva Guerra Fría", o que la situación actual entre China y EU es muy diferente a otros momentos históricos en que las grandes potencias se han confrontado. Lo que parece estar haciendo falta en muchos de esos análisis, sin embargo, es incorporar una variable central: la dinámica propia que adoptan los conflictos una vez activados.

Es decir, es verdad que el momento actual es distinto a cualquier otro de la historia, y que, por tanto, emplear categorías como "guerra fría", puede ser impreciso. Pero, como dije, a veces falta revisar la dinámica que adoptan los conflictos cuando se encienden, y vaya si de eso podemos aprender en la historia. Una vez que se activa una espiral entre dos actores, las medidas y contramedidas empiezan a regirse por una lógica de acción-reacción en la que la situación se puede empezar a salir de control. Y a veces pasa que las herramientas comerciales y financieras se empiezan a agotar y se tiene que echar mano de otro tipo de estrategias para seguir escalando la espiral.

De ahí la necesidad de mirar el panorama amplio. El aumento de aranceles entre Washington y Beijing se está dando en un entorno marcado por: (a) la expansión china en sus mares colindantes en zonas disputadas, no sólo en lo económico sino en lo militar, con los conflictos que esto provoca; (b) la decisión de Washington de desafiar esa expansión; (c) la creciente cercanía entre la administración Trump y Taiwán, y la ira que esto provoca en Beijing; (c) la guerra tecnológica, la ciberguerra y la guerra de información entre esas superpotencias; (d) la carrera armamentista y el abandono de EU del tratado de misiles intermedios, así como la determinación de Washington de desplegar varios de estos misiles en zonas cercanas a China; (e) la creciente cooperación Beijing-Moscú en cuestiones geopolíticas y estratégicas y los nervios que ello provoca en Washington; y (f) la competencia entre EU y China por influencia económica, financiera y política en distintos espacios del globo.

De manera que podemos conceder en que estamos en una etapa histórica muy diferente a cualquier otra, y que las relaciones entre superpotencias como EU y China son demasiado complejas como para compararlas con las rivalidades del pasado. Lo que no sé es hasta qué punto nos estamos dando cuenta de que se está despertando a un monstruo que no necesariamente todos saben domar. El riesgo mayor es entender y tratar el tema a partir del ánimo del momento, o a partir del tamaño de las tarifas arancelarias que un buen día Trump decide aplicar o eliminar. Reconocer el fondo del problema podría ser un primer paso para tratar de detener la escalada.

Twitter: @maurimm

Escrito en: MAURICIO MESCHOULAM Trump, China, estamos, guerra

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