Ante lo que autoridades municipales consideraron como un paro ilegal de labores de algunos trabajadores del departamento de Limpieza, el alcalde Homero Martínez Cabrera hizo un llamado a la ciudadanía y encabezó las actividades para limpiar la ciudad, en las que participaron 25 unidades motrices, entre particulares y vehículos del Ayuntamiento.
En punto de las 7:00 de la mañana, alrededor de una veintena de trabajadores municipales bloquearon la avenida Sarabia, entre las calles Hidalgo y Allende, cerrando los accesos al Palacio Municipal, encabezados por Bruno de La Cruz Hinojosa, secretario general del Sindicato 34, que se dice afiliado a la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM).
Ahí, los empleados, muchos de ellos que llegaron bajo la promesa de que recibirían insumos de limpieza, se plantaron a "esperar" la llegada del Presidente Municipal. Mientras tanto, arribaron al lugar el secretario Técnico, Gerardo Lara Pérez; el secretario del Ayuntamiento, José Dimas López Martínez; el contralor, José Alonso Villalobos de la Cruz; el director del departamento Jurídico, Jesús Ricardo Silva Rojas, y el encargado del área laboral, José Antonio Zúñiga Sosa.
Luego de escuchar las demandas del dirigente sindical, basadas principalmente en el reconocimiento y pago de 25 trabajadores denominados "considerados", que en una realidad es una lista de sindicalizados extemporáneos y jubilados, los representantes del Ayuntamiento solicitaron la entrega de las llaves de los camiones recolectores de basura para realizar las labores, mientras que el resto de empleados de la misma área sí estaban dispuestos a laborar
Ante la negativa, Lara Pérez, atendiendo las instrucciones giradas por el Alcalde, llamó a la cordura a los empleados municipales y a sumarse a la recolección de basura conjunta "porque Lerdo debe estar limpio y la ciudadanía no debe pagar las consecuencias del arrebato de un puñado de trabajadores", enfatizó Lara Pérez.
De inmediato se habilitaron las unidades de otras direcciones así como camionetas particulares que se dieron a la tarea de cubrir principalmente el Centro de la ciudad, pues los camiones recolectores de las villas y las comunidades rurales sí realizaron sus actividades normales.