Kiosko

SORBOS DE CAFÉ

PRISIONERA SIN CELDA

SORBOS DE CAFÉ

PRISIONERA SIN CELDA

PRISIONERA SIN CELDA

MARCO LUKE

Nunca fue necesario que dijeras adiós.

Sobre todo, después de que tus manos abandonaron hace siglos mi piel y, con caricias, tus dedos escribían una carta de despedida que yo nunca supe leer.

Si hubiera sabido que esa sería la última vez, ten por seguro que llevaría tatuada tu ternura hoy efímera.

También se fueron tus apasionados besos.

Se escondían en el pretexto de la rutina exigente y de la monotonía exhaustiva que nos hacía dormir temprano, a veces, sin decirnos hasta mañana.

La pasión, se asfixió poco a poco bajo las sábanas y fue inútil su desesperación por buscar un rincón entre tu piel dónde esconderse de la tormenta de la indiferencia nocturna.

Aunque intentaba cada mañana recuperarse del resfrío de la helada estepa de algodón, veía con tristeza cómo tú y yo, desayunábamos viejas huellas de placer.

Así, sin remedio, nuestras almas se evaporaron lentamente en el café.

Aunque a veces me pregunto ¿a quién queríamos engañar?

Sobre todo, cuando escondías tus ganas de matar cada episodio nuestro, bajo un hipócrita beso en mi frente antes de irte a trabajar. Mientras que yo, con cada: "que te vaya bien amor", afilaba cada vez más la daga, sin despegar siquiera los ojos del periódico.

Fue un crimen perfecto, sin dejar rastro de la desalmada forma de asesinar una historia donde, ilusionado, había leído un final diferente. También terminaba en muerte, pero juntos.

Y hasta hoy, me entero de las atrocidades y las torturas que sufrió, porque he encontrado el cadáver en este jardín.

Unas cuantas páginas moribundas han logrado sacar sus manos de entre la hierba, gritando con piedad su rescate.

Por humanidad, aquí las tengo conmigo y me hacen comprender por qué no dijiste adiós.

Simplemente, porque no te fuiste, cobardemente huiste y, astuta, has logrado escapar de la estricta ley de mi sangre en donde habías estado prisionera.

O tal vez, fingías estar atrapada.

Pero confío en la justicia de tus mejores recuerdos y sé que, tarde o temprano, tu corazón corrupto te delatará por unos cuantos besos.

No sé si míos o de alguién a quien harás sentir el deseo de convertirse en tu cómplice, con la promesa de un amor eterno que comienza y termina entre tus piernas.

Escrito en: Sorbos de café cada, logrado, todo,, vez,

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Kiosko

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas