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Temporada de excesos

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IGNACIO ESPINOZA GODOY

Tradicionalmente, el periodo de diciembre de cada año y los primeros días de enero de un nuevo año se asocian con la abundancia tanto en recursos económicos como en la ingesta de alimentos, y no se diga, lamentablemente, con el consumo de bebidas espirituosas, una costumbre que no se ha podido, si no erradicar, sí por lo menos tratar de que sea más moderada en ese aspecto ya que de todos es conocido que los efectos de esos excesos, en ocasiones, pueden ser graves, al punto de poner en peligro la vida de quienes incurren en ese tipo de acciones negativas.

Lo anterior se puede atribuir a la euforia que genera el hecho de contar con algunos ingresos económicos adicionales, provenientes de lo que conocemos comúnmente como aguinaldo, esa prestación a la que tenemos derecho quienes gozamos de ese privilegio, aunque no siempre se le da el uso adecuado pues en muchos casos se destina para la compra desenfrenada e inconsciente de todo tipo de artículos y regalos, cuando su distribución se debería realizar de una forma más organizada y racional, tomando en cuenta las prioridades (de la familia, si se tiene), como el pago de esas deudas que a veces quitan el sueño si no se saldan en el corto plazo.

No obstante, una vez que se cuenta con ese dinero extra, sucede que muchas personas son muy dadas a comprar y consumir alimentos de una forma excesiva, además de que otras -aprovechando el viaje, como se dice coloquialmente- también adquieren e ingieren una cantidad considerable cantidad de bebidas de contenido alcohólico como si se tratara de la última temporada de fiestas de año que pasarán con su familia, y luego nos enteramos, a través de diversos medios de comunicación, de las tragedias que ocurren debido a los excesos en este último de los casos, cuando se combina el manejo de los vehículos automotores con la ingesta de bebidas etílicas.

Por supuesto que eso no es lo que deseamos quienes buscamos celebrar y compartir las festividades propias de esta época del año, ya que el objetivo de reunirse las familias y los amigos es estrechar esas relaciones que se han ido cultivando con el paso de tiempo, para expresarnos la importancia de contar con ellos en las buenas y las malas, para agradecernos por la ayuda mutua que en todo momento nos hemos brindado cuando hemos buscado esa mano amiga que no falta en esos instantes difíciles de la vida.

Es indudable que esta temporada del año es importante para muchos de nosotros, porque nos permite tener esa oportunidad, de abrazar ese pretexto para reunirnos con quienes más queremos y nos corresponden con la misma intensidad. Sin embargo, no debemos extraviarnos de ese rumbo que debe tener esta época del año para congregarnos en torno de una mesa para consumir y compartir, pero con toda la moderación del mundo, esos sagrados alimentos y esa bebida que podemos ingerir al lado de ese grupo de personas que también desean lo mismo que nosotros, es decir, pasar un rato agradable sin incurrir en los excesos.

Desafortunadamente, ese noble y saludable propósito de compartir con moderación los alimentos y la bebida espirituosa no siempre se respeta por parte de algunas personas, situación que deriva en ocasiones en los trágicos accidentes que de forma lamentable ocurren cuando no se respeta esa delgada línea que separa a la moderación con el exceso. Aunque no siempre se prevén, esas consecuencias fatales pudieron haberse evitado si los protagonistas se hubieran conducido con mesura, y si alguien más los hubiera llamado a la cordura y la sensatez para posteriormente no aparecer al siguiente día en los titulares de la nota roja.

Por ello, amable lector(a), siempre será indispensable tomar el control propio de las emociones para no rebasar el límite que nos marca la moderación para no contribuir a empañar las celebraciones de esta temporada, que deberían caracterizarse precisamente por ese aspecto de la mesura, de la tolerancia y del respeto a sí mismos y hacia los demás cuando se trata de convivir con amigos, compañeros de trabajo y con mayor razón si se trata de compartir con la familia, que desea vernos bien en todos los aspectos, sin incurrir en los excesos ya mencionados que sólo generan consecuencias negativas en la salud.

De vez en cuando -dicen algunos- es bueno excederse un poco en la ingesta de los alimentos y en el consumo de algunas bebidas alcohólicas, pero debemos cuidar que ese exceso no sea de tal magnitud que dañe nuestro cuerpo ni, mucho menos, que altere la armonía de nuestro entorno, por lo que la recomendación siempre será inclinarnos por la moderación, o si de plano alguien ingiere demasiado alcohol, lo ideal será que otra persona que no haya tomado ese tipo de bebidas maneje su vehículo para que ambos lleguen sanos y salvos a sus respectivos destinos.

Tengamos siempre presente que, si bien esta temporada es para reforzar las relaciones con la familia y los amigos, lo más importante es consumir alimentos y bebidas etílicas con la moderación que amerita el caso, para no vivir posteriormente una tragedia que se pudo prevenir en su momento.

Escrito en: Padres e hijos siempre, bebidas, alimentos, moderación

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