A 133 años de Fanny Anitúa

Mañana serán 133 años del nacimiento de una de las duranguenses con mayor reconocimiento en el país, la contralto Fanny Anitúa.

Nacida un 22 de enero de 1887 en la capital del estado, fue hija del minero Antonio Anitúa Sarabia y de Josefa Yáñez Medrano. Desde pequeña destacó por su talento vocal, pero no fue sino hasta que cumplió 18 años que se mudó a la Ciudad de México para profesionalizarse en el Conservatorio de Música junto a destacados catedráticos como Juan de Dios Peza, Adrián Guichenné y Gustavo E. Campa.

Habían pasado dos años desde su ingreso cuando Porfirio Díaz le otorgó una beca para continuar en la escuela de canto de Aristide Franceschetti, en Roma.

Tiempo después, en 1909, debutó en dicha ciudad como protagonista de la ópera Orfeo y Eurídice de Christoph Willibald von Gluck, recordó el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal).

“El registro vocal de la cantante le permitía alcanzar notas bajas, anchas y profundas, y su sólida técnica y su voz sonora y prolongada, interpretar la obra de Gioachino Rossini sin dificultad”, añade la dependencia.

Su voz encantó a propios y extraños y consiguió abrirse puertas en importantes teatros como el de Colón en Buenos Aires, Argentina; el de La Scala de Milán, Italia; o el Argentina de Roma, entre otros de Europa, Estados Unidos, Argentina, Perú y Brasil.

Tras su paso por los escenarios, en 1942 decidió radicar de forma definitiva en México para compartir sus conocimientos. Ese año se convirtió en una de las fundadoras del Seminario de Cultura Mexicana.

La última vez que se le vio en un concierto en vivo fue en 1948 en el Palacio de Bellas Artes, como parte del elenco de ‘La Gioconda’ de Amilcare Ponchielli. Falleció el 4 de abril de 1968.