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Camila Selser

La libertad de Camila Selser

La actriz y realizadora visitó Durango como invitada al X Festival de Cine Mexicano

La libertad de Camila Selser

La libertad de Camila Selser

MARA GÜERECA

La libertad ha perseguido a Camila Selser desde que nació. Tanto que hasta se convirtió en una ciudadana del mundo: México es su escuela, Nicaragua su cuna y Argentina su casa.

Pero también la actuación es parte de ella.

Su pasión histriónica ha encontrado un espacio en el cine, en la televisión y en el teatro, donde desde temprana edad se ha abierto camino tanto en la escena comercial como la independiente. A veces quisiera ser “ultra famosa” por la cantidad de puertas que se abren, pero sabe que la fama “requiere un sacrificio” que no está dispuesta a ceder y a fin de cuentas no es por eso que decidió ser actriz.

“Quise ser actriz para poder comprender al ser humano y hablar de nosotros y para nosotros.

Y ahora con toda esta responsabilidad de ser una adulta mujer en este mundo, en este país, en este medio, todavía más me tomo en serio por qué uso el arte como oficio y como medio de comunicación.

Es un ámbito difícil sobre todo contigo mismo porque la exigencia comienza con uno”, dijo en una plática con este medio en su reciente visita a la ciudad como invitada de lujo al X Festival de Cine Mexicano de Durango.

La invitación la llenó de orgullo, no solo porque las películas seleccionadas son de algunos de sus amigos o porque es fan de Dolores del Río -la actriz homenajeada en esta edición-, sino porque le gusta la idea de unirse a este proyecto con el que se busca descentralizar el cine. Ella también ha aportado su granito de arena desde hace tiempo para hacer crecer a la industria. Ha sido una ardua tarea, sobre todo porque “el arte es muy subjetivo, depende de cómo quieras ser como artista y con qué tipo de artistas te quieras relacionar para traducir tus vivencias en una pieza audiovisual y cómo te relacionas con el propio medio, con el público y por qué y para qué lo haces”.

Para lograrlo se ha tomado su tiempo y lo ha disfrutado, por eso ha tenido la fortuna de participar en proyectos que han ampliado su rango laboral al grado de hasta ya dirigir su primer cortometraje. El proceso ha resultado terapéutico. “Creo que sí es terapéutico.

Todo ser humano es sensible y lo traduce de diferentes maneras: futbol, familia, cine, pintura, música, siendo taxista... cada quien enfoca sus necesidades y las transporta o transmite a través de otros oficios. Definitivamente el arte es terapéutico para una y para quien lo aprecia, es un trabajo de mucha entrega hacia afuera que lleva el que a mi me gusta o conmueve.

El 90% de las personas que estamos involucradas en cualquier aspecto de este medio nos hemos topado con la transformación de uno mismo porque quieras o no te enfrentas a tantas circunstancias tan fuera de lo cotidiano”.

Ha crecido, principalmente en alma y mente, ha descubierto otras partes de lo que significa ser humano, pero también ha sido difícil, especialmente luego de haberse iniciado siendo una niña. Hubo de todo; algunos proyectos llegaron en el momento correcto y otros no tanto, sin embargo “es un medio bastante cabrón para los niños justamente por la exigencia laboral, es un medio muy adulto, pero mi familia nunca me dejó sola, siempre me apoyaron y fue una bendición”.

Y no se arrepiente de entrar tan pequeña porque incluso el teatro salvó su vida “no en un sentido figurado” porque nunca estuvo en riesgo a pesar de provenir de una familia exiliada de Argentina que emigró a Nicaragua y ante una época complicada para el país terminó en México. No, la salvó en cuanto a su “desarrollo óptimo como ser humano” pues aprendió “a ser disciplinada, trabajar en equipo, seguir órdenes, fue como una escuela aparte de la escuela y al mismo tiempo me permitió trabajar con imaginación, ser una niña libre, experimental, arriesgada”.

“¿Sigues siendo esa niña libre?”, se le pregunta, a lo que responde que “a veces y a veces no”.

Lamentablemente la vida le ha enseñado “a trancazos que la gente te juzga mucho si eres único o individual, tratan de que encajes siempre” y más en esta industria.

“No sabes las veces que me pidieron que me operara las tetas, me dijeron que no era lo suficientemente linda o lo suficientemente fea o flaca, inteligente o tonta y me da tristeza porque me hubiera encantado tener este nivel de madurez para mandar a todo mundo al carajo y sentirme cómoda con mi piel y conmigo misma en cómo pienso y soy”.

Afortunadamente lo logró. Tenía 30 años cuando consiguió que no le importara lo que los demás pensaran; le hubiera gustado lograrlo a los 20, pero sabe que “cada quien tiene su camino”. Aún así, espera que otros lo logren a tiempo, por eso insta “a que todas las mujeres y hombres defiendan quiénes son aún si eso significa perder a quien más quieres”.

Pero Camila Selser seguirá luchando por esa libertad que solo el mundo actoral le da.

Camino

Entre sus proyectos destacan ‘Soy tu fan’, ‘Sr. Ávila’, ‘Amor de mis amores’, ‘Mientras haya vida’, ‘Me gusta, pero me asusta’, entre otros.

Facetas

Además de su carrera como actriz de teatro, cine y televisión, Camila se adentró a la dirección cinematográfica con un cortometraje.

Escrito en: Camila Selser medio, quien, Camila, veces

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