El riesgo de ser 'workaholic'

Ser adicta a tu trabajo puede parecerte algo inofensivo, quizá, a lo mucho, piensas que es una manía que te provoca cansancio al final de la semana. Sin embargo, pasar todo el día en la oficina y seguir laborando cuando llegas a casa podría ocasionarte, en realidad, un daño muy severo.

La adicción al trabajo se caracteriza por una necesidad excesiva e incontrolable de trabajar de forma constante. Este comportamiento puede interferir en nuestra salud física y emocional, así como en nuestras relaciones sociales.

De acuerdo con un estudio, realizado por los investigadores del Departamento de Investigación de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad Global de Londres, las personas que son workaholics tienen un 33% más de riesgo de sufrir un derrame cerebral.

Por si lo anterior no fuera suficiente, los expertos también encontraron que existe un vínculo entre la adicción a trabajar y padecer enfermedades del corazón. Ellos indican que las personas que trabajan más de 55 horas a la semana están dentro del grupo de riesgo.

Sucede que, cuando una persona es workaholic tiende a trabajar en exceso y a descansar poco, dos factores que obligan al cerebro a estar alerta por muchas horas al día, lo que incide en su bienestar mental y emocional.

Para evitar (e incluso revertir) ambas afectaciones a la salud, los expertos recomiendan dedicarle sólo ocho horas diarias al trabajo.

Así que ahora ya lo sabes: trabajar menos horas es lo mejor que puedes hacer para cuidar la salud de tu cerebro y corazón.