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JESÚS MENA VÁZQUEZ

El próximo 1 de septiembre el Presidente de la República entregará al Congreso de la Unión el primer informe de gobierno, con el que informará el estado que guarda el país. De acuerdo a la ley, el Presidente puede dar a conocer a la ciudadanía los logros que, a su juicio, ha realizado su gobierno a nueve meses de iniciado su periodo de gobierno. Para este fin, el Presidente ha lanzado un par de anuncios televisivos que resumen lo que a su juicio son logros en materia económica, y en lo relativo a la austeridad que prometió desde su campaña presidencial.

Seguramente estos dos videos son los primeros de varios que veremos en los días previos al primer informe presidencial, además, habrá otras acciones de publicidad gubernamental dedicadas a informar lo que el Presidente considera como avances en sus primeros nueve meses al frente del gobierno federal.

En su momento, cuando el primer informe sea presentado al Congreso de la Unión, habrá oportunidad de comentar las cifras y los datos duros que se desprendan del documento. En esta entrega me interesa más comentar el diseño de la narrativa oficial en un contexto en que también hay aspectos negativos que no son abordados por la misma.

Es completamente entendible que el discurso gubernamental busque articular una narrativa en donde se critique el pasado, sobre todo cuando hay elementos para la crítica: los altos niveles de corrupción que el país padeció durante el sexenio anterior; además, el combate al crimen organizado derivó en un baño de sangre de más de una década, con un número de homicidios comparable al de un país con un conflicto armado. Claro que todo esto es criticable, precisamente por eso la población votó por un cambio, y eligió a quién mejor articuló el discurso contra el status quo imperante en ese momento.

Sin embargo, a nueve meses de gobierno, existen datos duros para demostrar que el cambio prometido todavía no es una realidad. El ejemplo más contundente es la cifra de homicidios que tuvimos en México durante el primer semestre de este año.

Ya en funciones, el presente gobierno federal no solamente no pudo contener la violencia desatada por las bandas criminales, sino que ésta aumentó, llegando el número de homicidios a los niveles más altos desde que se tienen registros de este fenómeno. En este contexto se podrá argumentar que la Guardia Nacional acaba de iniciar operaciones y otros argumentos que se podrán valorar, sin embargo, el dato duro es incontrovertible.

Así, el discurso gubernamental tratará de construir una narrativa oficial en la que cualquier aspecto negativo quedará opacado, y se trata de un recurso válido, sin embargo, en algún momento habrá que hacer una autocrítica y responder por los errores y las omisiones que inevitablemente se dan en el ejercicio de gobierno.

El tema de la construcción de la narrativa oficial es interesante porque habrá que estar atentos a los cambios que se den en el discurso cuando la realidad alcance el día a día que viven los ciudadanos y la narrativa oficial no sea suficiente para ocultarla.

Twitter: @jesusmenav

Escrito en: Vida pública narrativa, habrá, oficial, Presidente

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