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PADRES E HIJOS

Una nueva generación de padres

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Una nueva generación de padres

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IGNACIO ESPINOZA GODOY

La vida en sociedad, tal como ocurre en muchos aspectos de la humanidad, tiende a sufrir cambios importantes, una especie de evolución positiva en diversos ámbitos, como es el caso de la relación en pareja, que en las dos o tres décadas recientes se ha transformado radicalmente para dar paso a una nueva generación de padres de familia (me refiero en esta ocasión específicamente a los varones), que han asumido un nuevo rol, más participativo, más comprometido con el desarrollo de los hijos e hijas, a tal grado que se involucran profundamente en todos los temas.

A propósito del Día del Padre (que se celebra el tercer domingo del mes de junio), me gustaría hacer algunas reflexiones sobre el papel más marcado que hemos tomado los padres de esta nueva época, que tenemos la plena convicción de que mujer y hombre debemos compartir roles que antaño estaban destinados exclusivamente al sector femenino, cuando realmente se trata de aspectos en los que ambos debemos involucrarnos, haciendo a un lado esas etiquetas y estereotipos que tanto daño nos hicieron al diferenciar labores y tareas para un solo género, cuando en realidad ninguna de ellas corresponde a mujeres u hombres.

Por ejemplo, recuerdo que, hace algunas décadas, eran las mujeres quienes cargaban por la calle a los o las bebés, de tal forma que era algo raro observar a un hombre asumir tal labor, y si así sucedía, el varón era objeto de burlas lo mismo entre personas de su mismo género que de las féminas, así que para no ser el blanco de las miradas y de las bromas hirientes, los "machos" se abstenían de ejercer tal función, vedada por muchos argumentos de tipo sexista que, afortunadamente, ya casi se terminaron, al menos en ese aspecto, si bien podrían existir algunos casos aislados de quienes observan con nostalgia los tiempos pasados.

De la misma manera, antaño, los varones debían abstenerse de colaborar en las diferentes tareas de limpieza propias del hogar, tales como barrer, trapear y lavar los trastes, ya que ese rol correspondía exclusivamente a las mujeres, y pobre de aquel hombre que se atreviera a contradecir esa regla no escrita ya que corría el riesgo de que se pusiera en entredicho su masculinidad, de tal manera que por ello una inmensa mayoría de varones le rehuía a esos quehaceres domésticos pues lo menos que se quería era que se pensara que era del otro "bando" o, peor, que era un mandilón.

El calificativo de mandilón se aplicaba a aquellos hombres que ayudaban en las labores del hogar, así que nadie quería ser tildado de esa forma por los de su mismo género, de ahí que eran muy pocos los varones que desobedecían esa norma machista que no debería ser infringida ya que la "carrilla", es decir, las burlas constantes y permanentes en su círculo de amistades, sí terminaban por afectar a quien tenía la osadía de ignorar esa regla no escrita, por lo que, en la medida de lo posible, una gran mayoría de varones prefería acatar esa "ley".

Además, por otro lado, en lo que se refiere al ámbito de la educación escolar, generalmente, eran las mujeres quienes se encargaban de llevar a los hijos e hijas a la escuela, y lo mismo eran ellas quienes asistían a las reuniones convocadas por los maestros, de ahí que las decisiones que se tomaban en esas juntas eran comunicadas posteriormente a los padres, quienes de manera frecuente sólo se limitaban a dar su consentimiento para lo que se acordaba, sólo para cumplir con ese requisito de considerar su opinión en cualquier determinación relacionada con sus vástagos.

En la actualidad, amable lector, esos aspectos han cambiado radicalmente y los padres de familia hemos decidido asumir un rol de mayor participación e involucramiento en todos los aspectos vinculados con el desarrollo y la educación de nuestros hijos, porque tenemos la plena conciencia y convicción en el sentido de que la pareja debe apoyarse en todos los ámbitos de la vida cotidiana, pero no al grado de verlo como una ayuda, sino como una responsabilidad que debemos asumir con gusto ya que se trata de lo que más amamos por lo que ni siquiera debemos etiquetarlo como un favor pues el hecho de ser padres es por sí solo una bendición que debemos agradecer al Todopoderoso.

Nos involucramos en todo lo que se relacione con la pareja y los hijos porque es lo más sagrado que tenemos en esta vida y nada nos complace más que contribuir a que exista armonía dentro del hogar.

Y sin importar que aún haya varones con un marcado espíritu machista, lo más significativo es que esos comentarios malintencionados no nos deben afectar si finalmente sólo buscamos descargar esas tareas en nuestros hombros, con la convicción de que lo hacemos sólo porque nos hace feliz realizar cualquiera de esas labores que, desafortunadamente, siempre se le adjudicaron y etiquetaron indebidamente a las sorprendentes y admirables madres de familia que siempre las ejecutaron sin proferir queja alguna, por lo que, desde hace algunas décadas, ya era tiempo de que se les hiciera justicia.

Escrito en: PADRES E HIJOS padres, quienes, que,, varones

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