
Sobre el drag, parte 1: breve recorrido histórico
A finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, en pleno esplendor de la época Isabelina y el teatro Shakesperiano, nació el drag. En ese momento, el teatro no era solamente una manera de divertirse, sino que estaba ligado profundamente a la política y a la Iglesia, por lo que no se permitía que las mujeres subieran a un escenario. Los hombres, entonces, utilizaban atuendos femeninos para representar a los personajes que la obra necesitara. Ahí se origina también el término: 'dress like a girl', 'dress roughly as girls' o 'dressed ressembling a girl', es decir, en cualquiera de sus conceptos, vestirse como mujer.
'El concepto drag queen ha atravesado el tamiz lingüístico del castellano; es decir, su uso regular mantiene el término en inglés y no existe uno equivalente acuñado', escribe Iván Villanueva Jordán: '[...] por otro lado, se encuentra el verdadero núcleo de la palabra en inglés: queen (reina). En su temprano estudio de este tipo de práctica, Esther Newton escribía: 'Queen' es una palabra genérica utilizada para referirse a cualquier hombre homosexual. 'Drag' puede usarse como adjetivo o sustantivo. Como sustantivo, significa que la ropa atribuida a un género ha sido usada por otro (un traje y corbata, usados por una mujer, también constituyen al drag)''.
Siguiendo esta idea de Newton (y a riesgo de mezclar identidad de género y orientación sexual en este párrafo, por lo que me disculpo), actualmente es posible ver que las drag queens no son sólo hombres homosexuales, sino también mujeres heterosexuales (como Alexis 3XL, ganadora de la última edición de La Más Draga), transgénero y personas que se identifican como no binarias. Es decir: en el drag cabemos todos. El único secreto (y no es motivacional) es ser absolutamente fabuloso, y no temer demostrarlo. Sin embargo, sí es es importante no olvidar jamás que el drag, tal como lo conocemos y disfrutamos hoy, fue creado por comunidades LGBTTTI+.
Apegándome a la idea de presentar aquí una breve historia del drag, llegamos a Nueva York con la cultura ballroom, que si bien se originó en los años veinte, alcanzó un primer esplendor en la década de los ochenta y noventa, especialmente en las comunidades LGBTTTI+ afroamericanas y latinas, es decir, comunidades marginalizadas que en este espacio encontraron una familia, una pasarela para explotar su creatividad y también un espacio de resistencia. Mucho hay que decir sobre la fascinante historia del ballroom, pero existen, al menos, dos productos famosos que vale la pena revisar: el legendario documental 'Paris is burning' y la serie 'Pose'.
En la actualidad, no es ningún secreto que el programa que ha llevado al drag al mainstream mundial es RuPaul's Drag Race, una carrera (justo como el nombre lo indica) que presenta a drag queens de distintas edades y corrientes estéticas en ejercicios de actuación, stand up, lip sync, pasarelas temáticas y demás. Más allá de un premio único, este programa ha potencializado la carrera de muchas estrellas del drag, como Bianca del Río, Alyssa Edwards, Trixie Mattel, entre otras. A menudo, las 'queens' en competencia hablan de los obstáculos que han enfrentado, como discriminación, homofobia, violencia, arrojando luz sobre las luchas que aún en esta época tiene que enfrentar la comunidad LGBTTTI+.
Este formato ha sido replicado y adaptado en varios países, incluyendo México, que ha creado sus propias competencias, como La Carrera Drag de la CDMX (fundada por Paris Bang Bang, una de las figuras LGBTTTI+ más importantes del país), La Más Draga, y en época de confinamiento, Corona Dragital (impulsada por mi drag queen mexicana favorita, Margaret y ya) y Toma mi Dinerita (creada por los youtubers y activistas Pepe y Teo).
En resumen, el drag no es sólo vestirse de un género opuesto al tuyo. Es una forma de arte que ha atravesado siglos, países y revoluciones, que aún es resistencia y que es también una forma de libertad a través de la experimentación con el maquillaje, la ropa, las pelucas, incluso el lenguaje, sin importar la identidad de género u orientación sexual. En las famosas palabras de RuPaul: 'todos nacemos desnudos, lo demás es drag'.
Así que en este Mes del Orgullo, y en cualquier mes del año, es importante no olvidar las propinas de las drag queens cada vez que asistan a un espectáculo (presencial o virtual), y dénse permiso de explorar los límites de la moda y el arte como sólo su drag queen favorita lo haría.
¿Cuál sería tu nombre drag?