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Sobre Susana Rotker

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El 19 de octubre fue el Día de las Escritoras 2020, una celebración impulsada por la Biblioteca Nacional de España desde 2016, con la intención principal de visibilizar el trabajo de autoras que, muchas veces, quedan en la sombra o no reciben el reconocimiento suficiente.

Por eso, esta columna va dedicada a mi académica favorita, la venezolana Susana Rotker.

¿Qué tan común es escuchar la palabra 'crónica' hoy en día? Ya sea que la entendamos desde su perspectiva más limitada -una narración cronológica- o que entremos de lleno a su profundidad, la palabra se publica casi diario, en medios, en redes sociales, incluso en convocatorias. Si hubo alguien que contribuyó de forma definitiva al entendimiento de la crónica como un género esencialmente latinoamericano fue Susana Rotker, gracias a su investigación rigurosa sobre las crónicas modernistas, primero enfocada en José Martí en 'Fundación de una escritura', y después, en 'La invención de la crónica', abriendo su investigación a ese paso del siglo XIX al XX, en el que la modernidad lo tocaba todo y las crónicas, escritas por poetas y publicadas en diarios como La Nación, llegaban a personas que apenas estaban aprendiendo a leer, quebrando por primera vez el pacto elitista de la ciudad letrada.

Sobre su trabajo, María Josefina Barajas escribe que 'su propia formación periodística como egresada de la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas, 1975) y sus estudios de maestría y doctorado en Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Maryland (College Park, 1989) contribuyeron a hacer de ella profesionalmente una estudiosa, una intelectual con cualidades similares a las de la crónica en el sentido que encontraba fascinante ella misma: híbrida entre periodismo y literatura, de modo que sus trabajos fueron (son) la resultante de una combinatoria exitosa entre la investigación periodística y los estudios literarios'.

Es precisamente esa característica una de las más importantes establecidas por Rotker: la aceptación, finalmente, de que puede existir un género que no sea 'puro', como la poesía, y que se enorgullezca de su cualidad híbrida. Esta idea resultó tan relevante que aún ahora es explorada y que ha llevado a intelectuales importantes, como Juan Villoro, a escribir al respecto.

Una de mis frases favoritas de 'La invención de la crónica' resume esto a la perfección: 'Redescubrir las crónicas -modernistas- implica la aventura de la transgresión. Porque no son sino transgresiones y aventuras aceptar que una nueva literatura pueda surgir desde un espacio periodístico'.

De nuevo, todo lo inició Susana Rotker.

El 30 de agosto de este año, Sergio Dahbar publicó en El Nacional un texto titulado 'Susana Rotker: Memoria de una periodista que se reinventó como académica'. En él, Dahbar habla de la escritora -de su personalidad y su trayectoria- desde sus propias memorias. Acerca de su trabajo periodístico, Dahbar escribe: 'su perspectiva era culta, porque Susana Rotker siempre valoró la formación. Investigaba antes de escribir, discutía los temas centrales de su exposición, reescribía una y otra vez lo que iba a publicar, y siempre sentía que podía dar más. Tenía una mirada autocrítica sobre su propio trabajo que la salvaba de los apresuramientos. Era severa y esa actitud contagiaba a quienes estaban cercanos a ella'.

Uno de los textos más hermosos que se han escrito jamás es el que Tomás Eloy Martínez, su esposo, publicó en La Nación casi un mes después del fallecimiento de Rotker en un accidente. El artículo tiene la esencia de 'Di su nombre', de Goldman: una carta de amor de un hombre que, ante todo, admiraba profundamente a su esposa y deseaba aprender de su talento y su inteligencia: 'Su inteligencia era como una luz: se movía en todas direcciones, con una intensidad que jamás declinaba, y era maravilloso tocar esa luz, porque desprendía calor, y felicidad, y fuerza: pocas luces podían llegar tan hondo con tan pocas palabras', escribió.

La trascendencia de Susana Rotker no se mide sólo en sus libros. Se mide también en el camino que abrió para que periodistas que se preparan para ser académicas, como yo, encontráramos un lugar en el que podemos sentirnos cómodas en nuestra hibridez inherente.

Escrito en: ITINERANTE Susana, Rotker, Dahbar, investigación

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