El escultor español Victorio Macho, autor del Mausoleo de la familia de Simón Bolívar y Cristo del Otero, es recordado este jueves que se cumplen 134 años de su nacimiento como un precursor de la escultura moderna en España, quien murió sin el reconocimiento que merecía.
Nacido en Palencia, el 23 de diciembre de 1887, en el seno de una familia humilde lo cual no fue obstáculo para que su propia familia lo alentara a dedicarse a las artes.
Cuentan que fue durante una visita al museo de Valladolid, al conocer la obra del escultor Alonso de Berruguete (1490-1561), que se inclinó por esta disciplina.
Su carrera inició formalmente en 1903, cuando la Diputación palentina le dio una beca para estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Madrid.
El primer trabajo por encargo de Macho fue el sepulcro del doctor Llorente, en el que ya mostraba sus ánimos vanguardistas y sus formas minimalistas, a la vez que realistas.
Seguido por la línea de estas creaciones sepulcrales, está el Monumento funerario de T. Morales, conocido por fusionar el neo cubismo con el simbolismo expresionista.
De acuerdo con una biografía de él, difundida por el Ayuntamiento de Palencia, al inicio de la Guerra Civil Española (1936-1939) se exilió en Francia, luego en Rusia, Colombia y Perú, donde se casó con Zoila Barrós Conti.
El sitio España es cultura apuntó que, en 1952 regresó a su patria para fijar su residencia en Toledo, donde construyó su casa-museo, en la que vivió el resto de sus días.
El periodista Jose Benito Iglesias, autor del libro Aspectos inéditos del legado de Victorio Macho, dijo que “probablemente murió con el mal sabor de boca de no haber sido reconocido”.
Su deceso fue causado por la silicosis que le afectaba, enfermedad crónica que minó su aparato respiratorio y acabó con su vida en 1966.
Sus restos están a los pies del Cristo del Otero y en la lápida hay un epitafio escrito por él, “Mi última Jornada. Aquí a los pies del Cristo, vino a descansar su autor: el escultor Victorio Macho”.