
Un último llamado
A unas cuantas horas de que concluya este 2021 repleto de emociones de todo tipo, y a minutos de que en la mayoría de los hogares se dispongan a emprender sus rituales para despedir al que concluye e iniciar de la mejor manera un nuevo año; Considero importante hacer -por enésima ocasión - un último llamado a la reflexión de cara a un 2022 más próspero, justo y lleno de oportunidades.
Generalmente desde este espacio, he intentado visibilizar vida y personalidad de mujeres exitosas de Durango, México y el mundo. Sin embargo, las líneas de hoy van en otro sentido. Lejos de hacer mención de los logros y capacidades de alguna empresaria, política, artista, profesionista o mujer de hogar; este texto se queda sin un nombre porque las quinientas palabras que me permite el presente espacio, serían insuficientes para enumerar con nombre y apellido, a todas y cada una de las tres mil cuatrocientas sesenta y dos mujeres que fueron masacradas, ya sea de manera dolosa o bajo la tipificación oficial de feminicidio en este año que está por concluir.
De acuerdo con cifras actualizadas el pasado domingo 26 de diciembre por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), México suma 3,462 mujeres asesinadas de enero a noviembre de 2021, lo que significa un triste y lamentable promedio de más de 10 al día. Del total de mexicanas asesinadas hasta el pasado mes, 2,540 fueron víctimas de homicidio doloso mientras que 922 sufrieron un feminicidio.
Y aunque es muy seguro que nunca llegaremos a saber el nombre de las mujeres victimadas que forman parte de esta macabra estadística, si está en nuestras manos prevenir e incluso contener el avance de tan lamentables números.
Y es que la muerte es el último escaño de una escalera de maltratos y violencia que empieza con actitudes tan simples como los celos desmedidos en el noviazgo, sin embargo, actos de distintas naturalezas se manifiestan en todas las etapas de la vida en las relaciones interpersonales de hombres y mujeres hasta que, sin darnos cuenta, estos comportamientos terminan pareciéndonos normales e incluso aceptables. Digo lo anterior, porque de cada uno depende terminar con estas prácticas. Si bien es cierto no podemos detener al criminal que acciona una arma, si podemos dejar de normalizar el abuso, la explotación y la humillación contra las mujeres. Sí podemos denunciar al que se aprovecha, sí está en nuestras posibilidades creerle a aquellas que nos confían que han sido violentadas, sí podemos alejarnos de aquellos que a toda costa pretenden adjudicarse privilegios adquiridos por años y años de cultura machista.
Reitero pues este llamado en torno a las mujeres, la protección de su dignidad y al defensa de su vida y sus derechos. Porque en la medida que podamos desterrar estas prácticas tan nocivas, podrá frenarse la espiral de abusos que termina en violencia. Detengamos los discursos y las acciones que atentan contra la igualdad, la equidad y la paridad de género. Démosle con nuestras acciones este 2022, todo el respaldo a las mujeres que buscan conquistar nuevas metas, al mismo tiempo, sirvan las mismas para un homenaje póstumo a todas las que perdieron la vida por la simple razón de su género.
Detener la violencia de género es un asunto propio, incluyámoslo como propósito de año nuevo.
¡Feliz 2022!