Cuando comer se vuelve peligro

Las alergias son molestas cuando el polen, el polvo o algún otro elemento de este tipo las desata, pero ¿qué pasa cuando el problema es un alimento?

Las alergias alimentarias suelen desarrollarse en bebés menores de dos años, que es la población más afectada con estas. La proteína de la leche de vaca es uno de los principales alérgenos, lo mismo que la proteína del huevo y los cacahuates. Y, por otro lado, uno de los alimentos que puede ayudar a combatirlas es la leche materna.

"Las alergias alimentarias afectan a los niños lactantes, es decir, menores de dos años. Aproximadamente el dos por ciento de la población padece esa alergia y las más frecuentes son a la proteína de la leche de vaca cuya causa principal es porque las mamás no los alimentan con lactancia materna exclusiva por seis meses mínimo. Le sigue la proteína del huevo, los mariscos o pescados y, aunque son más raros, se ha observado la alergia al trigo. Pero realmente el alimento de preocupación en nuestro medio es la leche industrializada de vaca que se da indiscriminadamente a los niños", apunta el alergólogo López Pérez.

El especialista detalla que la calidad de la alimentación, así como el alto consumo de comida chatarra y procesada, dañan y modifican significativamente la microbiota intestinal, lo cual desencadena de manera importante un riesgo para las alergias. Lo mismo que el uso indiscriminado y abuso de antibióticos. "Los adultos también presentan alergias alimentarias y han ido incrementando progresivamente por muchas razones, entre ellas los alimentos industrializados, comidas chatarras, la contaminación del ganado con antibióticos".