
El papá de Dolores del Río estuvo en la cárcel
Agradezco la oportunidad que se me brinda para escribir en El Siglo de Durango. En mi primera intervención recordaré a nuestra durangueña ilustre, tomando en cuenta que el 11 de abril de 2022 se conmemora su 39 aniversario luctuoso. Ella debería ser un referente de la cultura local y nacional, pues fue la primera actriz mexicana que conquistó Hollywood triunfando a nivel mundial; su talla es enorme, al grado que ninguna otra latinoamericana ha podido igualar su éxito.
Expondré sintetizadamente dos aspectos importantes de su vida, que no han sido abordados en su justa dimensión. A los interesados en conocer detalles, pueden checarlos en mi reciente libro Dolores del Río en Durango, Historias y Lugares.
HUYENDO DE DURANGO
Existen muchas historias sobre ese escape, pero las versiones más famosas son las siguientes: una fue promovida por la propia actriz, señalando que ella y sus padres partieron cuando los revolucionarios llegaron a la ciudad de Durango, y decía que se escabulló camuflajeada dentro del último tren que salió a la Ciudad de México. La otra explicación indica que Pancho Villa le dio un balazo a Agustín López Negrete, tío de la artista, y esa reyerta puso en peligro a toda la familia. Pues me va a perdonar la durangueña ilustre y sus biógrafos, pero yo afirmo y sostengo que esas historias tienen poco de verdad y mucho de fantasía, tal como lo demuestro en mi libro, con pruebas fidedignas. Y para no dejarlos en ascuas, enseguida mencionaré la evidencia más importante del caso.
Como antecedente, les comparto que hace unos años con motivo de una investigación jurídico-filosófica-penal, estaba siguiendo la pista de unos malandrines sentenciados a muerte, y las indagaciones me llevaron hasta el año de 1911. Estuve revisando varios rotativos incluyendo el Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Durango (breviario cultural-burocrático: en ese medio se publican leyes, decretos, acuerdos y demás actuaciones de todas las instancias del gobierno, para que adquieran validez legal). Pues bien, en ese diario encontré una noticia donde se daba a conocer que una bola de revoltosos durangueños pretendían rebelarse contra el gobierno del presidente Francisco I. Madero; sobra decir que el chisme me atrapó enseguida. La nota mencionaba que un tal Jesús Leonardo Asúnsolo era uno de esos traidores a la patria, y lo peor es que él financiaba la insurrección. Como ese apellido es inusual no pasa desapercibido, y por lo tanto es más fácil recordarlo, pero además se me hizo conocido, ya lo había visto en algún otro lado... Asúnsolo... Dineros... Asúnsolo... De repente todo hizo click en mi cabeza: recordé que el papá de Dolores del Río era el presidente del Banco de Durango, y se apellidaba Asúnsolo; consulté mis libros para cotejar el dato y efectivamente, el padre de la actriz era el acusado, quien fue detenido en la estación de ferrocarril de la capital duranguense, momentos antes de abordar el vagón donde lo esperaban su esposa e hija. El tren partió dejando a las mujeres a su suerte, mientras que el señor Asúnsolo fue remitido al bote mediante una trampa que usan los abogángsters conocida como "el sabadazo", consistente en que el ministerio público con toda mala intención, turna al acusado con el juez penal el viernes por la tarde, para que se resuelva su situación jurídica; sin embargo, como Sus Señorías a esas horas ya no están en la oficina y debido a que los sábados y domingos son inhábiles, pues el acusado se avienta unas vacaciones de fin de semana en la cárcel (afortunadamente eso ya no sucede, según afirman las autoridades). Para no hacer el cuento tan largo, el asunto concluyó de la siguiente forma: don Jesús tramitó un amparo, demostró su inocencia, salió libre y quedó absuelto de cualquier pecado.
Por lo anterior, se deduce que esa situación fue la que realmente provocó que la familia Asúnsolo López abandonara Durango. Además, todo sucedió en noviembre de 1911 y en los periódicos de la época hay anuncios señalando que Jesús Leonardo Asúnsolo era gerente del Banco de Durango, y para los primeros meses de 1912 ya se presentaba como nuevo director a Manuel Urquidi. Luego, poco tiempo después del incidente, los Asúnsolo cambiaron su residencia a la Ciudad de México. Y, por último, imaginen el bochorno que pasaron como integrantes de la alta sociedad durangueña.
Como puede apreciarse, esa vivencia de Dolores del Río es muy diferente a lo que se había dicho hasta ahora, y por eso no ha faltado quien me tache de chismoso y argüendero. Pero no olvidemos que estoy aportando pruebas para demostrar mis argumentos y, sobre todo, la información que acabo de compartirles la extraje directamente del Periódico del Gobierno del Estado de Durango; es decir, son hechos avalados en un documento oficial expedido por una autoridad en ejercicio de sus funciones, por lo tanto es una prueba plena, o sea, legalmente su contenido produce una total certeza de la existencia de los hechos. Aunado a lo anterior, en mi libro menciono otras fuentes que robustecen y confirman mi teoría.
Para concluir este apartado, menciono que anduve como loco buscando el amparo promovido por el papá de Dolores del Río, pero no lo encontré ni en el Archivo Histórico del Gobierno del Estado de Durango, ni en el archivo de la Casa de la Cultura Jurídica de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en Durango. Bueno pues ni modo, pero queda latente esa oportunidad para algún fanático de la actriz o estudioso del derecho, pueda develar ese misterio jurídico-histórico-farandulero (si es que antes no les gano el tirón).
UNA DIVA MUNDIAL EN LA REGIÓN DE LOS LLANOS Y LA COMARCA LAGUNERA
Antes de convertirse en "Dolores del Río", María Dolores Asúnsolo López radicó brevemente en el interior del estado de Durango. Enseguida comento esos pasajes.
Cuando estuvo casada con Jaime Martínez del Río, vivieron unos meses en la hacienda Las Cruces, ya desaparecida, y estaba en lo que actualmente es el poblado Emilio Carranza del municipio de Nazas. Pues fui hasta allá para conocer personalmente el lugar, pero nadie sabía nada al respecto, hasta que se me ocurrió preguntarle a los adultos mayores, quienes sí sabían que doña Dolores vivió allí y me indicaron la ubicación de la hacienda, que según me contaron, los últimos vestigios dejaron de existir a mediados de la década de 1960. Sobre esa etapa de la artista, subrayo que el 3 de febrero de 1979 El Siglo de Torreón publicó una entrevista exclusiva con ella, donde manifestó que durante su estancia en Las Cruces vivió los nueve meses más tranquilos y felices de su vida. Nomás para que se den un quemón.
También estuve en la ex hacienda de Santa Catalina del Álamo del municipio de Guadalupe Victoria, donde la artista pasó algunas temporadas. Actualmente el lugar está en ruinas, pero aun así es impresionante, estoy seguro que en sus buenos tiempos fue precioso. El Siglo de Durango ha publicado algunas historias sobre Dolores en aquel lugar, y recomiendo especialmente la del 1 de julio de 2018. Durante mi inspección al inmueble, desgraciadamente no pude revisar una área porque unos lugareños estaban emborrachándose ahí (a las 10 de la mañana).
Y a manera de complemento, visité la hacienda de Santa Lucía del municipio de Canatlán, donde solo quedan algunos arcos de la edificación. Cabe mencionar que Dolores del Río no habitó ahí, sino que era el asiento principal de su familia materna.
Para finalizar este escrito, les comento que en mi libro sobre Dolores del Río incluí dos mapas virtuales que yo mismo elaboré, donde ubico los sitios de Durango relacionados con la artista. Enseguida les comparto el que muestra las ex haciendas referidas. Para verlo, necesitan que su teléfono celular o tableta tenga lector de códigos QR y conexión a internet; al usar el lector, en pantalla aparecerá un mapa con marcadores morados, hay que dar click en ellos para ver fotografías y texto. Espero que les guste.