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Madres de familia buscan incansablemente a sus seres queridos

Nota al margen

Madres de familia buscan incansablemente a sus seres queridos

Madres de familia buscan incansablemente a sus seres queridos

CITLALLI ZOÉ SÁNCHEZ

Parecía un día normal, siguió su rutina de la mañana y se fue a trabajar sin saber que ya no volvería a casa. Unos hombres llegaron a su negocio y se lo llevaron junto con otra persona que se encontraba a su lado. Han pasado ya más de 10 años pero no lo han localizado. Su esposa, sus hijos y ahora sus nietos que no lo conocen físicamente, poco a poco se han acostumbrado a su ausencia pero mantienen la esperanza de que regrese, conservan la ilusión de un milagro.

La historia de dolor, incertidumbre e impotencia de esta familia es igual a la de miles en este país. Y lejos de que la situación mejore, cada día se siguen sumando a la lista más hombres, mujeres y niños sin localizar. En mayo pasado se dio la triste noticia de que, oficialmente, había más de 100 mil personas desaparecidas en México. Una enorme tragedia humanitaria.

La problemática es tal, que las autoridades han quedado rebasadas y simplemente no le dan la importancia debida a cada caso, son negligentes. Por eso, desde hace varios años, las familias de los desaparecidos se han dado a la tarea de buscarlos de manera independiente. Sobre todo, son las mujeres, las madres, las que no se resignan y con un amor entrañable hacia sus hijas e hijos, se han unido entre ellas para encontrarles aunque sea en huesos en medio de fosas clandestinas pero con el deseo de regresarlos a casa para darles un lugar digno donde descansen sus restos.

Estas valientes mujeres son realmente admirables. Muchas de ellas prácticamente dejaron su vida atrás convirtiéndose en forenses empíricas, rastreando en todo el territorio nacional, que es un enorme camposanto. Algunas han sido asesinadas por atreverse a buscar a quien aman; otras murieron vencidas por la enfermedad o los años, envueltas en la perplejidad. Las demás resisten, dándose aliento mutuo al comprender la tristeza que comparten.

Por eso resulta tan indignante la actitud del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, al enfrentarse con un grupo de madres buscadoras que lo encararon en la Ciudad de México, haciéndose el digno cuando bien sabe que la autoridad les ha fallado, demostrando que es incapaz de sentir empatía con aquellas que sufren y lo único que piden es a sus hijos, ya sea vivos o muertos. Fue una actitud miserable la del exgobernador de Tabasco, aunque no es de sorprender ya que a él solo le interesa seguir en campaña. Al único que quiere servir es a su paisano Andrés Manuel López Obrador para que lo favorezca con la candidatura presidencial.

Así que, por desgracia, las personas buscadoras tienen un mínimo respaldo por parte de la autoridad y todo indica que seguirán trabajando solas, pues se necesita más que un arrogante Secretario de Gobernación para desanimarlas. Son incansables.

Algunos de estos grupos de búsqueda cuentan con el respaldo de organismos internacionales y reciben donaciones por parte de la sociedad civil, así subsisten. Si tiene oportunidad, tal vez también pueda apoyarles de vez en cuando.

PUNTO Y APARTE.- Dicen que "cada quien habla como le fue en la feria" y una vez que terminó la Fenadu, existen muchos puntos de vista respecto al éxito o fracaso del evento.

Dentro de los aspectos positivos es que, por fortuna, no hubo ningún incidente de gravedad en las instalaciones. Todo transcurrió en relativa calma.

Las autoridades organizadoras afirman que la derrama económica fue superior a los 240 millones de pesos. Aún falta que presenten un balance financiero al respecto, para evitar suspicacias.

En cuanto a las ventas, hay varios negocios foráneos muy bien consolidados que atraen a muchos clientes, por lo tanto, tuvieron importantes ingresos, no se pueden quejar y ya empacan las maletas para irse a la Feria de San Luis Potosí que arranca este viernes.

Mientras tanto, algunos microempresarios locales que se atrevieron a invertir en un puesto en la Fenadu no tuvieron la misma suerte y ni siquiera sacaron para solventar la renta del espacio, que fue de varios miles de pesos. Ojalá que pronto puedan recuperarse financieramente para seguir con sus proyectos.

Cada que termina la feria queda una cierta nostalgia de volver a la rutina, de enfrentar de nuevo la cruda realidad. Peor aún, si se despilfarró el dinero en la diversión, es probable que tengan que recurrir a la casa de empeño para solventar los importantes gastos del retorno a clases pues los acongojados padres de familia dicen que los precios de los útiles escolares están por las nubes.

Nos leemos en Twitter: @citlazoe

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