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El hartazgo argentino

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JESÚS MENA VÁZQUEZ

La segunda vuelta de las elecciones en Argentina para elegir a su próximo presidente ha concluido. A la hora de escribir estas líneas ya existe un ganador, el candidato de extrema derecha Javier Milei se alza con la victoria en la segunda vuelta. El pueblo argentino ha optado por el darle una oportunidad al extremista de ultra derecha, al libertario que ha prometido acabar con la inflación dolarizando la economía, en un país en que las reservas netas de dólares del banco central argentino (al que va a desaparecer) están en números rojos.

La economía, en una definición muy amplia y general, se define como la ciencia social que estudia la asignación de recursos que tiene una sociedad, lo cual está íntimamente ligado a las decisiones políticas que hace una sociedad.

Las asignaciones que se hacen de los recursos que tiene un país pueden, como en el caso de muchos países latinoamericanos, benefician a unos pocos y mantienen a una gran proporción de la población en condiciones de pobreza y vulnerabilidad. Los argentinos tienen ya cuatro décadas, desde el retorno a la democracia, con una estructura económica que no es capaz de darle a sus ciudadanos mejores condiciones de vida.

Claramente los argentinos están hartos de las crisis cíclicas; sólo este año cerrarán con una inflación de alrededor de 140%, con un porcentaje importante de su población viviendo en pobreza y que depende de los apoyos del gobierno. Muchos jóvenes en la Argentina nunca han tenido la oportunidad de vivir en un contexto económico de estabilidad, por lo tanto, no ven un futuro posible con una clase política corrupta que ha prometido lo mismo por décadas y que no ha cumplido.

Pero, ¿es eso suficiente para otorgar el poder a quien muy seguramente especialistas podrían clasificarlo como alguien que tiene un desorden emocional y mental? Una persona que, según reportes, contrata a una médium para comunicarse con su perro muerto, que tiene traumas de la infancia que se reflejan en un carácter violento y agresivo, etc.

La estabilidad emocional que pueda tener el próximo presidente de la Argentina es independiente de que sus planes de gobierno muy probablemente dejen un país más desigual en cuatro años, al recortar los gastos de gobierno y generar "mercados", en cuestiones que tienen que ver más con los valores de una sociedad que con cuestiones puramente económicas.

Argentina ha elegido como su Presidente por los próximos cuatro años a una persona emocional y mentalmente inestable, con un plan radical de extrema derecha. Claramente las y los argentinos están hartos de su clase política, y lamentablemente, al estar en el peor de los mundos, elegir el mismo camino de las últimas décadas, que pensaron los mantendría igual, o elegir a un gobernante sin experiencia, con ideas radicales y promesas de soluciones rápidas a problemas de décadas, muy probablemente en cuatro años estarán en una situación peor que la actual.

Habrá que seguir de cerca lo que suceda en Argentina a partir del próximo 10 de diciembre que tome posesión su nuevo Presidente. Aun considerando que seguramente no tendrá la mayoría suficiente en su Congreso para pasar todas las propuestas radicales que vino exponiendo en su campaña, seguramente lo que pueda hacer desde el ejecutivo será suficiente para generar desequilibrios que, al menos en el corto plazo, hagan de la Argentina un país más desigual, con menos cohesión social y con un estado más reducido y con menor capacidad para conducir a la sociedad argentina.

X: @jesusmenav

Escrito en: Vida pública Argentina, país, tiene, cuatro

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