
Historia. El lugar se inauguró en 1907 y al ser pionero en muchos servicios, el hotel se convirtió en un museo al conservar sus piezas originales que van desde cuadros hasta ropa de época.
"Siempre antiguo, siempre nuevo", así se presenta el Hotel Geneve de la Ciudad de México, un lugar que también funge como museo y que se caracteriza por exhibir objetos antiguos únicos pero también por toda la historia que tienen detrás, relacionados principalmentes con los primeros años que abrieron sus puertas al público.
Ubicado en la calle Londres no. 130, en plena Zona Rosa, se inauguró como hotel en 1907 y es uno de los más legendarios del país.
Al llegar al hotel no puede ignorarse ese estilo elegante y europeo que conserva, sobre todo en la sala que está en su planta baja, donde se encuentran objetos de gran valor y peso histórico que le dan su función precisamente como museo; incluso se encuentran distintos óleos que datan de inicios del siglo XX, del estilo novohispano, con autores anónimos o hasta desconocidos.
PIEZAS ANTIGUAS
Las piezas más icónicas del lugar están repartidas en la misma planta baja, alrededor del Lobby, donde se encuentran todas las antigüedades en vitrinas, con objetos que hacen que el huésped se sienta de inmediato en otra época.
Una pared llena de llaves antiguas, utensilios elaborados en plata que datan de 1850, libros de registro de más de 100 años (con fotos de sus primeros empleados), el diario de contabilidad de las personas hospedadas en sus primeros días, vestidos de seda, ropa de hombre también de 1900 y hasta una vitrina bautizada "Un siglo de evolución en los zapatos", en donde se encuentra calzado de 1900 hasta el 2020, son algunos de los artículos que exhiben en este hotel-museo.
A unos centímetros está también una repisa con una nota para la pintora mexicana Frida Kahlo, escrita por su padre, así como una fotografía a blanco y negro de ella junto a su esposo, el muralista Diego Rivera.
Pero al fondo, a los laterales, la historia continúa, pues ahí se encuentra un piano que fue propiedad del icónico compositor y actor mexicano Agustín Lara, que según la historia del lugar, compró por 10 mil pesos.
Pero una de las reliquias más destacadas es una pequeña silla de barbero, clásica e intacta, la cual utilizaron en sus primeros años como hotel, así como un lavacabezas con otros instrumentos indispensables para esta labor. Estos objetos se encuentran en el lugar ya que el Geneve en algún momento contó con una peluquería que, como dato curioso, fue la primera en instalarse en un hotel, lo que confirma lo antiguo y único del lugar.
PIONERO EN SERVICIOS
Entre otras curiosidades de esta historia, según cuenta el propio personal del propio Geneve, el hotel fue pionero en este y otros tipos de servicios, pues también fue el primero en México en ofrecer servicio de taxi, en tener operadora, tintorería, agencia de viajes, elevador y cancha de tenis, así como teléfono y baño en cada habitación.
De igual forma, fue el primero en recibir a mujeres que viajaban solas, brindándoles además garantías de alojamiento y cuidado a pesar de que esto era muy mal visto en esa época.
En 1910, en este lugar se sirvió el primer sándwich en México. Su cocina fue tan reconocida, que el día de la Revolución, el 20 de Noviembre de 1910, el entonces presidente Porfirio Díaz decidió comer ahí con su familia; el cheque por su consumo fue de 30.25 pesos y también se conserva en el hotel como otra de sus más valiosas antigüedades.
En cuanto a sus huéspedes, a lo largo de los años, el lugar ha recibido a grandes figuras, como los escritores Gabriel García Márquez y Julio Cortázar, el arquitecto Luis Barragán, el primer ministro británico y premio Nobel de literatura Sir Winston Churchill, Charles Lindbergh, el primer hombre que cruzó solo el Atlántico, Marlon Brando, el premio Nobel de la Paz, Malala Yousafzai, entre otros.



