
Es una curaduría hecha por Juan Rafael Coronel Rivera. Fotos: Sebastián Claveríe.
Más de 60 imágenes de la fotógrafa mexicana Graciela Iturbide, considerada una leyenda viva e ícono de este arte, llegan a la Casa de Cultura Citibanamex, El Palacio del Conde del Valle de Súchil, como "una pequeña exposición de su trabajo" de 45 años detrás del lente.
Así lo explicó la propia fotógrafa, pues no es ni la mitad de las capturas que forman parte de la exposición original "Cuando habla la luz", la cual se presentó por primera vez en el Palacio de Iturbide en el año 2018, reunidas también en el libro "Graciela Iturbide: Cuando habla la luz", autoría de Rosa Casanova y editado por Fomento Cultural Banamex.
"Si vieras todas las fotos que yo tengo, de cada viaje que yo hago (...) esto es nada a comparación de lo que es, esto es una pequeña exposición", dijo la artista a El Siglo de Durango previo a la inauguración.
Pese a ello, el material que ahora aterriza en Durango en una versión más pequeña pero igual de impactante y necesaria, también es el reflejo de una curaduría que en su momento hizo Juan Coronel Rivera del trabajo de Iturbide desde 1972 hasta 2017.
"Es que imagínate, tengo 50 años fotografiando y cuando voy a fotografiar gasto muchísimos rollos, es una pequeña selección de Juan Coronel y él lo explica mucho en el libro, lo hizo de una manera totalmente diferente a como lo han hecho otros curadores; él no eligió temas, fue muy a su gusto, poniendo cosas que a su imaginación dijo 'esto va'", añadió".

La destacada artista lo percibe con humildad, pues hace apenas unos meses dejó una exposición de 200 fotografías en la Fundación Cartier, en París, además de que prepara una muestra en Uruapan con la misma cantidad de imágenes.
SIN TENDENCIAS, SOLO TEMAS
Con más de 40 años de carrera, Graciela Iturbide no busca tendencias ni se ve influenciada, tampoco busca solo detalles o retratos, pues si bien en "Cuando habla la luz" se ve mucho de esto último, lo cierto es que hay una espontaneidad en cada fotografía, que no sigue un patrón, que no busca pretensiones, sino temas.
"Yo tomo las fotos cuando me sorprendo", externó. "A veces tomo al personaje entero y a veces a los objetos, pero tomo de todo, tengo muchas fotografías de anuncios".
Esto último comprobado en "No hay nadie", un libro que lanzó con 25 fotografías en las que, de verdad, no hay nadie, solo capturas de distintos viajes a la India entre 1997 y 2010.
"He tomado gente, objetos, piedras y ahora estoy con los volcanes, acabo de regresar de Lanzarote (islas Canarias) y la otra semana voy al Paricutín (Michoacán), porque empiezo a fotografiar por temas", detalló.
DE MÉXICO Y DEL MUNDO
México, Perú, Roma, Madagascar y La India son los lugares que más han marcado sin duda a Graciela Iturbide, pero reconoce que todos tienen algo único. "Madagascar, que es tan pobre, tan apartado, con gente que todavía trae un 'taparrabos' o no sé cómo se le diga, que es como si fuera de hace mil años, con casas hechas de barro, me gusta mucho. En una ocasión fui con Médicos Sin Fronteras y cuando ibamos en la camioneta la gente de Madagascar quería tocar el coche y subirse. Yo les decía 'ay, déjenlos, no pasa nada', y me decían 'te entendemos Graciela, pero no podemos porque todos los malgaches se van a querer subir', pero a mi me gustó mucho estar ahí", recordó.

Y aunque confesó que si tuviera que elegir un lugar para vivir, por alguna razón, sería Roma, pero "el país que más me gusta evidentemente es México pero me gustan todos los lugares a los que voy".
EL DÍA QUE CAPTURÓ A TOLEDO
Siguiendo con las anécdotas y cuestionada en el mismo sentido por algún favoritismo de personas o figuras del arte, Iturbide recalcó que ha tomado fotografías de todo y de todos, pero a pesar de ello hay un personaje al que recuerda con cariño: Francisco Toledo.
"He fotografiado mucho a los intelectuales, a los pintores, y uno de mis preferidos y al que fotografié todo el tiempo que vivió fue Francisco Toledo. Tengo muchísimas fotos de él y además tenía mucha complicidad con él".
Y es que esa fotografía icónica del artista pictórico con un murciélago en el rostro, es un trabajo de Graciela Iturbide, una de tantas. "Yo tenía un murciélago de Nueva York, de esos ya disecados, y él se lo ponía en la cara todo el tiempo, entonces había como un juego muy bonito, es como una complicidad, mientras haya complicidad salen cosas buenas, es como un juego donde cada quien hace lo que quiere", detalló.
LA SORPRESA DE GRACIELA ITURBIDE
Sobre su proceso fotográfico y la evolución a lo digital, Iturbide es clara en que ella continúa con su "ritual" de revelado al ser una mujer análoga, sin embargo, aprecia el trabajo de los nuevos fotógrafos. "Respeto a la gente que hace fotografía digital porque la verdad lo importante es el resultado, yo porque tengo mi ritual de revelar los rollos, ver los contactos y hacer las copias (...) pero cada quien fotografía con el teléfono, yo no sé fotografiar con el teléfono, todo me sale mal, pero todo depende del ojo".
Con tantas vivencias por detrás pero con esa pasión siempre por capturar los momentos, Graciela Iturbide se alista para llegar a los volcanes y seguir con esta serie, sin embargo, su trabajo seguirá siendo una sorpresa.
"Es la sorpresa en Graciela Iturbide", dijo entre risas. "Pero también sigue el aprender porque con la cámara aprendes mucho, la cámara es un pretexto para conocer la cultura de todos los lugares a los que se va. Yo voy a seguir fotografiando, ahorita los volcanes, después no sé, pero siempre quiero hacer fotos", concluyó.
MUESTRA
"Cuando habla la luz" estará en el recinto hasta el mes de noviembre, con entrada gratuita.