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LETRAS DURANGUEÑAS

Gral. Domingo Arrieta León

Gral. Domingo Arrieta León

Gral. Domingo Arrieta León

ÓSCAR JIMÉNEZ LUNA

El libro «Domingo Arrieta León. General de hombres leales. La verdadera historia de la revolución en Durango» (2016), de la autoría del Lic. Enrique Arrieta Silva, hijo del ilustre personaje, trata un estudio que será de mucha utilidad a los investigadores de esa etapa fundamental -y fundacional- de nuestra historia, tiempos en que México recobra sus raíces más profundas. La lucha armada de 1910, no hay que olvidarlo, puso en acción ideales de justicia y prácticas violentas que evidenciaron lo mejor y lo peor de sus protagonistas. A los hechos de legítima redención campesina y popular de unos, los acompañaba la traición, la ambición a secas por el poder, los intereses más obscuros, de otros. Como en un relieve de sangre, lágrimas y fiestas, miramos los cimientos de lo que nos sustenta ahora en el propio cruce de milenios.

Durango fue un espacio central de aquellos sucesos, casi sobra señalarlo. Y los hermanos Arrieta fueron piezas claves de aquellas batallas. A narrar sus trayectorias, se consagra este esfuerzo documental, como ya queda dicho. "La redacción de este libro -confiesa su autor- me ha llevado en una nada diez años, la investigación toda la vida, porque tuve que retratar a Domingo Arrieta León, a sus hermanos Mariano, Andrés, Eduardo y José, y situarlo en su contexto de la revolución en Durango". Y más adelante, sintetiza la índole de su trabajo: "es escribir sobre nosotros mismos".

Y en efecto, al repasar la biografía de los ilustres hermanos revolucionarios -su genealogía, su levantamiento por el llamado maderista del ya emblemático 20 de noviembre, sus primeros combates- se van aclarando muchas interrogantes mediante la exploración temática: la filiación liberal de la familia, el desempeño de los arrieros, la formación en los valores morales, las condiciones durante el porfirismo-, son algunas cuestiones, digo, que nos van acercando gradualmente a mejor observar al caudillo durangueño, ya en las altas tensiones de la guerra. Si como se dice infancia es destino, en el posterior desempeño de Domingo Arrieta encontramos esa base de vida sencilla y de férrea voluntad por vencer los retos de la naturaleza -las horas y horas de caminos agrestes- y la desigualdad económica y social de los suyos. Con un amplio apoyo bibliohemerográfico (Pedro Tamarón y Romeral, Alonso de la Mota y Escobar, Manuel Payno, Pastor Rouaix, y un largo etcétera), el lector va siguiendo a los personajes por Canelas, San Juan de Camarones, Topia, Santiago Papasquiaro, en principio, para después detenerse con mayor acopio de información, por la importancia que revisten los acontecimientos, en la Toma de Durango (el 18 de julio de 1913) y la de Zacatecas (23 de junio de 1914). Sé muy bien que esta dos gestas heroicas merecen, por lo mismo, mucha más atención. Remito al auditorio a que lea con calma, especialmente ambos capítulos, ya que me parece que vienen a ensanchar nuestro conocimiento -acompañando a la siempre amena pluma del Lic. Arrieta Silva- sobre hechos capitales del acontecer nacional.

Escenas como la que narra a Domingo Arrieta frente a frente a Francisco Villa, no son pocas en el libro, perfilando la personalidad del Gral. Arrieta, y en las que también se delinean los actos de Carranza, Obregón, Calixto Contreras, Pánfilo Natera, Felipe Ángeles, entre otros. Serán, sin duda, materia de estudio, de polémica. La erudición académica y la reseña periodística encontrarán muchos elementos de análisis, en una parte importante -no las únicas, repito- en las biografías de Villa. Sobre estas discusiones que habrán de llegar, apunta el Lic. Arrieta Silva: las "esperaré serenamente".

A uno como lector le interesan, mientras tanto, episodios como aquel en que, tras el asesinato de Madero, la elite durangueña -"los señoritingos" de entonces- se ponen a brindar de gusto en el Hotel Richelieu. O aquellas horas en que las fuerzas arrietistas van acercándose al enemigo, derribando muros, a golpe de barra, entre las casas, para sorprender a los contrarios, que los esperaban por las calles. O el momento en que Domingo Arrieta le promete unos zapatos a una niña descalza -y le cumple- luego de la Toma de Durango.

A la obra la completan las páginas dedicadas a los orígenes de la canción "La Adelita" y las anécdotas de los dichos del General Arrieta.

Y como escritor, me llama la atención el final del General Arrieta (por la nostalgia por las glorias pasadas en algo me recordó al viejo coronel de la novela de Gabriel García Márquez). Su modesta situación para un hombre que había sido dos o tres veces gobernador de Durango, y senador de la República. Los años cansados -su semblante quijotesco- , las visitas al Mercado Gómez Palacio. Y en especial, el último viaje que hizo a Canelas para morir en su tierra (travesía primero en avioneta luego a caballo), deseo que tuvo que cambiar ante la petición por carta de su hijo Enrique de que regresara a Durango. Vivió otros años más.

"Domingo Arrieta León. General de hombres leales. La verdadera historia de la revolución en Durango" será una ventana imprescindible para apreciar mejor uno de nuestro ayeres culminantes.

Es, en suma, una obra de historiador riguroso, de un hombre de formación jurídica y sensible a las artes y la cultura. Es asimismo el libro de un amigo, al que admiramos y respetamos. Y principalmente son las páginas de un heredero extraordinario. Planta un árbol -aconseja la sabiduría-, ten un hijo y escribe un libro. Seguramente el Lic. Enrique Arrieta Silva habrá plantado algunos árboles; no nada más tiene hijos, sino nietos; ha publicado una veintena de obras, y ha superado así la máxima sobre todo porque escribió un libro sobre su padre.

Escrito en: letras durangueñas Arrieta, Domingo, libro, General

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