
Infantes, cada vez más expuestos a factores de obesidad: Dr. Enrique Guerrero Reyna
La rutina diaria y las actividades de los padres de familia obligan en ocasiones a recurrir a alternativas de alimentos poco saludables para niñas y niños.
La dinámica que obliga a trabajar a padres y madres de familia, con horarios cada vez más extensos, y las agresivas campañas de mercadotecnia que acercan alimentos ultraprocesados como alternativa inmediata para quitar el hambre, está detonando en factores de riesgo de sobrepeso y obesidad en niños y niñas; con el consecuente riesgo de desarrollar padecimientos que hace años eran característicos solo de adultos mayores.
El médico Enrique Guerrero Reyna, pediatra especializado en nutrición infantil, advirtió que México ocupa actualmente el primer lugar en obesidad infantil y es uno de los países que presenta diversas alteraciones nutricionales; sin embargo, se trata de una situación que se ha alcanzado de manera paulatina a partir de que las grandes industrias aprovecharon las limitaciones de padres y madres de familia para ofrecer alimentos de manera rápida y práctica, pero con bajo valor nutricional y alto contenido calórico y de grasas. Pero que además, por sus empaques y su sabor, son fácilmente aceptados por los infantes.

Refirió que la Organización Mundial de la Salud, organizaciones nutricionales y las organizaciones de gastroenterología recomiendan, considerando la evidencia científica, la lactancia materna de forma exclusiva cuando menos seis meses; lapso durante el cual no se debe de dar ningún otro alimento más que el seno materno. Como especialista en nutrición, señaló que a partir de los seis meses se puede complementar con otros alimentos, que se pueden presentar en diferentes texturas.
Los antecedentes refieren que la idea de concentrar la alimentación a partir de los seis meses solamente en papillas también puede generar deficiencias nutricionales, por lo que Enrique Guerrero reiteró que lo ideal es acercarse con un asesor en nutrición y lactancia materna, para indicar la alimentación adecuada que permita el sano desarrollo de niños y niñas.
“Al año ya cambian, ya debemos de tener un niño acoplado a la dieta familiar y por supuesto que la dieta familiar sí tiene mucho que ver, que sea una buena alimentación para el niño”, añadió.
La obesidad como tal representa un aumento de la grasa corporal; sin embargo, puede ser difícil notarlo en niños, pues depende de la etapa, y los pediatras emplean criterios distintos a los que se aplican para los adultos. De ahí la importancia de acercarse a un especialista en nutrición para que se tenga un diagnóstico y tratamiento ideal.
Otro aspecto a considerar radica en los cambios en los patrones de actividad en los niños, pues anteriormente no había acceso a pantallas o era limitada la disponibilidad de aparatos digitales, concretándose básicamente a las televisiones; lo que propiciaba que tuvieran mucha más actividad física.
“Tiene que haber un equilibrio entre el ingreso de las calorías y en la quema de estas; entonces, pues obviamente los niños son muy activos, pero ha cambiado un poco entonces sí hay que incidir mucho en que regresemos a estos patrones de aumento de la actividad física”, dijo.
Parte de los errores que como padres de familia se cometen de manera recurrente es permitir el uso de los dispositivos a la hora de la comida, para que niños o niñas coman “distrayéndolos” o para forzarlos a que coman, situación que termina también relacionándose con la obesidad.

“Cuando ese niño está viendo una pantalla pues está relacionando y le pide alimento. El cerebrito solo dice: estamos viendo la tele, hay que comer y esos son patrones que se van pasando conforme pasan la edad; entonces de adultos cuando vemos la televisión el cerebro cree que queremos comer, tenemos hambre, entonces eso nos produce la obesidad posteriormente o incluso desde esas etapas, porque el cerebro cuando está distraído en el aparato no tiene límite y le podemos estar mete y mete la comida”, advirtió el Pediatra.
Es decir, se sabe científicamente que un niño o niña se autorregula, por lo que no tiene que comerse todo lo que se le sirve; sino que decide cuando ya está lleno y ya deja de comer, pero si está distraído no va a ver ese límite y es cuando se presenta un problema de obesidad.
Al detectar un problema de obesidad o sobrepeso, el médico Enrique Guerrero inicia un asesoramiento en cuanto a saber cómo se le está dando el alimento al menor, cómo se está preparando, se le pregunta la dieta a los padres y madres de familia desde el desayuno hasta la cena, colaciones y horarios.
Luego se ofrece la orientación sobre estos alimentos y se inicia un control estricto que implica un acercamiento con la familia para vigilar de manera mensual o cada dos meses, hacer los ajustes necesarios y ver la evolución de los pequeños pacientes.

“En niños se acercan muchos niños con dos problemas principales: uno es el sobrepeso o que se piensa que están en sobrepeso, y otro es la desnutrición. Son como las dos contracaras de la alimentación y todas son obviamente debidas, a lo mejor, a una falta en el asesoramiento de la alimentación o alimentación inadecuada”, añadió.
En su experiencia, dijo que ha llegado a tener pequeños pacientes que ya presentan problemas de dislipidemias, algo de hipertensión, de diabetes o prediabetes; lo que se conoce como el síndrome metabólico se está presentando en preadolescentes. y los pediatras emplean criterios distintos a los que se aplican para los adultos. De ahí la importancia de acercarse a un especialista en nutrición para que se tenga un diagnóstico y tratamiento ideal.