
La muerte, algo tan natural...
Es momento de que hablemos sobre la muerte desde una naturalidad absoluta y completa.
Observa cuántas cosas en tu vida se han muerto... Alguna vez tú moriste a ese espacio interior y tibio que era el vientre de tu madre, vivías en la obscuridad, en la temperatura perfecta, sin tener que alimentarte por tu propia boca, básicamente flotando en un océano de paz, y de pronto súbitamente apareció un tubo de luz y asomaste la cabeza y tuviste que morir a esa vida que conociste por nueve meses.
Tuviste que terminar esa relación en ese océano obscuro y calmado y entraste en una realidad totalmente distinta, con luces y ruidos y tuviste que abrir tus ojos y morir a esa poción fetal para extenderte y estirarte, así lograste venir al mundo en una pequeña muerte.
También atrévete a mirar a la gente importante en tu vida que ha muerto. ¿A cuántas personas conoces que no hayan tenido una perdida? Dime, ¿cuántas familias te has encontrado en la vida a quien no se les haya muerto un miembro importante? De toda la gente que tú conoces, cuestiónate, ¿quién de todas esas personas no se va a morir?
Tú también ya has muerto a hogares que pensaste que eran eternos, y un día te fuiste de esa casa que era el único lugar que conocías; has muerto a relaciones que pensabas que jamás iban a terminar y sin embargo acabaron; moriste a partes de tu cuerpo, moriste a etapas en tu vida, moriste a formas muy particulares de comprender el mundo, a creencias a ideas...
Cuando lo ves, cuando te das cuenta, puedes reconocer que la muerte es algo natural, que la muerte avanza con nosotros, que la muerte es parte de la vida, una parte que quizá no nos guste, pero es parte de la vida que se mueran las estaciones, los días, los años, se mueren sistemas políticos, se mueren los personajes de los libros cuando acabamos de leerlos, se mueren las flores, se mueren historias y también personas...
La tierra es el lugar del cambio, de lo transitorio, de aquello que pasa, de aquello que cae, nada es perfecto. Solo el Cielo es el lugar de la perfección, de lo inmutable, de lo eterno, donde nada perece.
Reconoce que la muerte es parte de la vida en esta tierra, no es una anomalía extraña que pasa por mala suerte, es una constante, es tan natural como el sol saliendo por el este y las gotas de agua de lluvia cayendo hacia abajo.
Muerte, eres tan natural como el vaivén de las olas del mar, eres parte de la vida, y esto no significa que te guste, ni que te caiga bien, ni que quieras ser su amigo, ni por supuesto, no estamos hablando con una cosa, ni con una imagen, estamos hablando con la muerte como el cierre de los ciclos.
Acepta que está, que existe y que forma parte de tu diario vivir, acepta que es natural...
La vida viene implícita con todos sus "Sí" y sus "No", si los aceptamos podremos vivir con plenitud una vida digna y honorable, y así poder tener una muerte gozosa, tranquila, aceptada y fluida.
Es una experiencia tan humana como la vida, tan natural como el crecimiento, tan constante como el cambio, es parte de lo que nosotros somos.
Aprendamos a mirarla, a caminar con ella, a poder nombrarla sin tapujos y sin miedos, a hablar con las personas que amamos acerca de que todos vamos a partir y quitarle esos velos de misterio, de secreto, de ocultismo, que hemos recubierto socialmente.
Aprende de ella, entiéndela, acéptala para que puedas lograr verla con una calma profunda.
¿Qué te da tanto miedo perder? Que extrañar a los muertos, te haga consciente de cuidar a los vivos.
Cuando estés más listo en tu aprendizaje de desapego, estarás listo para intercambiar la tierra por el cielo.
Cuando tu tránsito hacia el otro plano se dé, cruzarás un umbral del mundo que conoces, pero a cambio renacerás a un entorno maravilloso que es el plano superior al que todos vamos a ir.
Morir es aceptar un mayor nivel de amor y transformación... Somos algo mucho más trascendente...