
Nevará, nevará, nevará...
Según la gramática es nieva. El verbo nevar es irregular, no admite la forma neva, por tanto, se dice nieva: "Hoy nieva en la sierra".
Para que la nieve se forme correctamente las temperaturas tienen que rondar los 0 grados centígrados o menos, también es necesario un cierto nivel de humedad, el agua que cae de las nubes se transforma en finos cristales de hielo que caen a la tierra en forma de copos que es lo que llamamos nieve.
Un invierno acompañado de nevadas tiene su belleza. Sentarse frente a la chimenea tiene un encanto especial, el recoger la madera, encender el fuego, nos transmite una sensación de hogar, calidez y familia y es que el fuego nos atrae y las llamas nos hipnotizan. Si además tomamos una buena sopa o nos tomamos alguna bebida calientita de matcha, cahi o chocolate y nos arropamos con una suave manta nos genera un sentimiento de seguridad y confort, hasta puede parecer que alguien muy cercano a ti te está abrazando.
Nada más bello que mirar por la ventana que nieva suavemente, ver esa imagen de un paisaje nevado sin duda puede parecer una bellísima auténtica postal que refleja tranquilidad y sosiego, su color blanco nos trasmite elevada luminosidad, simboliza la pureza de los sentimientos, la espiritualidad, sentimientos de limpieza, libertad, paz, purificación, nuevos comienzos, una profunda elegancia, el blanco anima el orden y la claridad mental.
El invierno, con sus días de frío, no tiene por qué ser sinónimo de reclusión, también tenemos la posibilidad de salir y divertirnos haciendo muñecos de nieve, usar nuestro cuerpo para hacer un ángel, ¿qué tal hacer una guerra de bolas de nieve? o deslizarse por las montañas, claro está que usando tres capas de ropa: bufanda, botas, guantes y gorro.
Enero el mes del frío y la nieve. El mes más frío, afuera hace frío, mucho frío. Se ve en el aliento de las personas al respirar, mientras caminan envueltos en abrigos y bufandas y las manos en los bolsillos, sin embargo, hay gente que tiene su corazón caliente, y no importa el frío de las calles, personas que tienen una razón para vivir, gente feliz y que sabe amar, que sabe convertir todas las cosas duras de la vida en algo bueno, algo positivo.
También están los que tienen el corazón congelado, hecho hielo, frío por fuera y frío por dentro, tan distantes que parecen no tener sentimientos o emociones, no se inmutan ante nada ni nadie, nada abiertos o amistosos, con cara de piedra y corazón de iceberg, sin empatía ni compasión, les cuesta mucho sentir, sentir alegría, conmoverse frente a la belleza o sorprenderse.
El día de hoy te invito a descubrir si ¿tu corazón es cálido o frío? ¿tienes un corazón dulce o prácticamente inexistente? Dar y recibir cariño es opcional, pero demostrar los buenos sentimientos y comprobar que otros también los sienten por nosotros genera bienestar.
Necesitamos que salga el sol dentro de nosotros mismos, el sol de la esperanza, del amor, del optimismo, de la paz interior; tenemos que forzarnos a nosotros mismos y, antes que nada, obligarnos a creer que el sol puede salir en nuestra vida.